Por
algún motivo a los investigadores peruanos reconocido por Concytec el bono por ser investigador nos lo otorgan
de abril a diciembre, ello implica que para algunos burócratas del MEF no hacemos
investigación de enero a marzo, lo cual es falso. Pero por otro motivo este año
no nos han dado el bono ni abril ni mayo.
Para
agravar más el asunto no hay un programa de seguimiento de la salud de los
investigadores reconocidos por Concytec (esto contrasta dramáticamente con el
hecho de que algunos presos por corrupción han logrado que se les haga las
pruebas del COVI). Además, muchas universidades no han implementado sus protocolos
de bioseguridad durante la pandemia ni menos han acondicionado sus laboratorios
de investigación, y los pocos investigadores que van lo hacen por su cuenta y riesgo. Y se supone que en tiempos del coronavirus nosotros tenemos que dar la
batalla en nuestros laboratorios.
A
pesar de todo, los investigadores peruanos trabajamos. Aparte de nuestra
actividad docente, nos dedicamos a corregir las tesis de nuestros asesorados,
preparar artículos para enviar a las revistas, revisamos los datos
experimentales obtenidos por los tesistas, redactamos proyectos, postulamos a financiamientos,
buscamos alianzas con otros grupos de investigación, revisamos la literatura científica
en busca de ver otra perceptiva en nuestras investigaciones, etc.
Incomprensiblemente,
las universidades peruanas ni las instituciones científicas se han pronunciado
ni hacen campaña para revertir esta situación. Su silencio es realmente
sorprendente y para muchos indignante.
El
MEF debe reevaluar sus prioridades y su accionar que casi sistemáticamente es
contra la ciencia, lo que no solo atenta contra la actividad científica, sino
contra el bienestar de los peruanos y desarrollo de la industria peruana.
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