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miércoles, 14 de octubre de 2009

Los últimos consejos de un químico a su hijo

Hace unos años he estado tratando de publicar esta entrada, por fin lo hago. Aquí va:

Los últimos consejos de un químico a su hijo

Por Álvarez de Henares (Mexicano)
Cortesía de Félix E. García Mesones



La lenta combustión de mi existencia

en mi, va a terminar ¡Pobre hijo mío!

Ya están cristalizados mis cabellos

y en mi ser está haciéndose el vacio.

Más antes de morir quiero inculcarte

mis últimos consejos paternales

y no te doy otra cosa que consejos

porque me falta el rey de los metales.

La amistad es metal, el más precioso

porque en ninguna atmosfera se oxida;

la luz de la razón, luz de magnesio,

la combustión del alma, esa es la vida.


Si una mujer el corazón te brinda

y tú lo vuelves puro, es mucha gloria;

porque es el corazón de las mujeres

un mineral que encierra mucha escoria.


No te cases con pobre si eres rico,

ni con rica te cases si eres pobre;

esas combinaciones, hijo mío,

son falsas aleaciones de oro y cobre.


El alma humana es siempre polimorfa

porque, en múltiples formas es arcano,

en tanto que nadie explique,

las reacciones del cerebro humano.

Si amas, que sea tu amor a fuego lento,

que mitigue tus puras ilusiones.

Los celos son tóxicos terribles,

que producen espantosas reacciones.

No pongas mucho celo en tus ternuras,

ni un fuego igual al de los altos hornos;

la dicha es un bien; pero el corazón del hombre,

el prototipo de los cuerpos combustibles.

Rugirá la tormenta, entre tu pecho;

después de la tormenta hallarás calma;

¿Que serán de tus dichas y tus penas?

¿Estados alotrópicos del alma?

Ya los gases se escapan del cerebro

la combustión termina, en mi quebranto,

¡Adiós! Escucha y guarda estos consejos, hijo mío

que se hallan hidratados con mi llanto.