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jueves, 17 de abril de 2008

El tráfico trágico de Lima

Era inevitable. No hay persona alguna que no comente sobre el caos del transporte en la ciudad de Lima, tres veces coronada y mil veces maldecida.

Cuando salgo de mi casa, usualmente contento, con mi carro entro por la Av. Próceres de la Independencia de San Juan de Lurigancho. Las vías paralelas, Av. 13 de Enero, Av. Canto Grande y Av. Las Flores de Primavera fueron utilizadas tanto, mientras se reparaba la Av. Próceres, que sufrieron daños, principalmente en el asfalto. Cerca de un millón de habitantes viven en San Juan de Lurigancho y las únicas vías hacia Lima son el Puente Nuevo (entre Zárate y el Agustino) y la ruta a la Plaza de Acho. ¡Sólo dos salidas para semejante cantidad de personas! Por ello, al entrar a la Plaza de Acho entro a un cuello de botella.

De estar contento paso a estar un poco fastidiado e inquisitivo. Pregunto: ¿habrá algún sesudo directivo de la Municipalidad o del Minisiterio de Transportes que planificará y contruirá algún día otra vía de salida? Desde hace décadas se habla de la salida hacia Comas. Pero en el Perú es fácil hablar.

Antes tomaba la vía de Evitamiento hasta Habich. Pero como los trabajos en Habich todavía no han concluido (los plazos que da la Municpalidad nunca se cumplen), tengo que ir necesariamente por el populoso distrito de Rímac, cuyas calles como Cajamarca, Marañón y Francisco Pizarro nunca han sido reparadas, ni lo serán, quizás porque no tenemos ilustres visitantes como los de APEC, quienes no se dignarán ir por esos lares históricos y populosos.

Cruzar el puente Santa Rosa es una tortura ya que existe un problema con las juntas de dilatación. Por cambios en la temperatura la estructura del puente se dilata o contrae, esto puede traer serios daños al puente. Para evitar que se rompa se ponen esas juntas de dilatación. Pero lo han hecho de tan mala manera que se formaron rompemuelles que hacen lenta la marcha de los carros. Además, al inicio del puente existen unos señores baches que reclaman urgente paración. Pero claro, ningún alto funcionario cruza este puente, tan sólo la llamadas clases D, C y otras.

En este punto ya me encuentro fastidiado. Luego de cruzar el puente Santa Rosa tomo el Jr. Conde de Superunda y luego el Jr. Chancay. Aquí hay un problema con los conductores. Los que van de Chancay hacia Emancipacíón ven una señal de PARE em el cruce con el Jr. Callao y se supone que deben parar. Pero como si la cosa no fuera con ellos, no paran, ni disminyen la velocidad, siguen de frente. El caos en el trafico de Lima, no solo se debe a la Muncipalidad o Ministerio de Transportes sino también a los irresponsables conductores.

Tomo el Jr. Ica y luego Jr. Oroya con el fin de llegar a la Plaza Castilla, pero qué pasa. Al finalizar el Jr. Ica hay unos carteles y materiales de los recicladores de papel y fierro en plena vía. Nadie los saca. De la Plaza Castilla entro con ciudado a la Plaza 2 de Mayo, pero se supone que los que están en la rotonda tienen la prioridad de paso, pero como estamos en una ciudad caótica, los carros entran a la Plaza a gran velocidad y los choques o cuasi choques son frecuentes. Aquí ya estoy muy molesto y conduzco muy a la defensiva.

De la Plaza 2 de Mayo tomo la calle Miguel Baquero y luego el Jr. Zorrtios hasta la Av. Naciones Unidas donde encuentro otro problema. Una empresa está instalando el sistema subterráneo de gas y el pasar de los carros se hace lento. Esto ya es el colmo, normalmente aqui empiezo a renegar. Pero mi vía crusis no ha acabado.

Llego a la temeraria Av. Venezuela, donde un mar de combis, custers, camiones, volquetes esperan ansiosamente al inocente conductor para hacer de las suyas como: cruzarse intespestivamente por la derecha o por la izquierda, en el mismo sentido del tráfico o en sentido contrario, pararse bruscamente para recoger pasajeros, pasarse la luz roja del semáforo, echar el contenido de carga (piedras, arena o basura) a la pista y a los otros carros, entre otras delicias sádicas.

Cuando llega usted a la Universidad (San Marcos) espera paz y tranquilidad. Pero qué iluso es usted. Como las obras internan en San Marcos ni siquiera se han iniciado, para el incauto conductor que entra a la Ciudad Universitaria, la entrada y la salida es incertierta y caótica. Uno puede saber por donde ingresa, pero no por donde sale. Las pistas pueden ser clausuradas de un momento a otro y no hay señal o persona alguna que avise cuál es la salida.

Todo el mundo se queja, con razón, de la falta de planificación en la obras viales que realiza la Municipalidad de Lima, pero hay algo que nadie ha reparado. La calidad de las obras. Como químicos tenemos siempre en mente el control de calidad.

¿Los materiales usados en la construcción o reparación de las pistas son de calidad? ¿El avance de las obras pasa por un control de calidad hecho por un tercero? ¿Quién garatizará la durabilidad de las obras? ¿Qué pasará, si de aquí a unos meses aparecen de nuevo los baches en la pistas nuevas?

Para finalizar, si un pueblo se estima y respeta como tal ¿por qué realizar una serie de obras para mejorar las vías de transporte sólo cuando tenemos visita? ¿acaso vamos a tener que esperar otra cumbre ALC, UE ó APEC para que mejoren las pistas de Lima? ¿por qué nuestra ciudad está limpia solo cuando tenemos visitantes?

Normalmente, escribo temas con un sentido humorístico, pero estimado lector de blog, resulta que por el trágico tráfico vehícular limeño estoy, como decimos en el Perú, asado (molesto).