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sábado, 30 de junio de 2012

¿Para qué sirven los colegios profesionales en el Perú?



Según el editorial del día 30 de junio del 2012  de El Comercio para la único que sirven los “colegios profesionales obligatorios y monopólicos” es: “ además de darse el gusto de lucir medallitas y usar sellos, para asegurar una fuente de rentas y de poder a quienes los fundan  y a quienes luego suceden a estos”.


Quiero contar algunos aspectos que viví cuando fui Decano Nacional  del Colegio de Químicos del Perú (CQP).  No sé de otros colegios, pero el  Colegio de Químicos del Perú se creó por solicitud de la Asociación de Químicos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos  el 15 de agosto de 1972, por el Decreto Ley N° 19496, como entidad autónoma de derecho, público interno.

Desde sus inicios en el CQP   se estableció que ningún miembro del Consejo Nacional cobraría ni recibiría dinero alguno por ocupar dicho cargo, todo nuestro trabajo es ad honorem. Así es que tanto los fundadores y sus sucesores NO hemos cobrado por ocupar cargos directivos en dicho colegio profesional. Es más, muchos hemos dado dinero o dedicado gran parte de nuestro tiempo para fortalecer el CQP.

Por otro lado, sólo cuando hay ceremonias solemnes, que son muy pocas, pues sí, nos ponemos nuestras medallas a unos les gusta a otros no, pero por cuestiones de protocolo debemos usarlas. Termina el evento y las guardamos. No veo nada malo en ello.

En la antigüedad los colegios profesionales tenían objetivos más bien gremiales, defender los intereses de sus miembros y de alguna manera ordenar el ejercicio profesional. En la actualidad hay una separación entre sindicatos y colegios profesionales, no son lo mismo; sin embargo, hay gente que se confunde y cree que el colegio profesional es un sindicato. Asimismo, un colegio profesional no es una academia o sociedad científica.

Muchas personas se preguntan, con justa razón, para qué sirven los colegios profesionales. Paso a responder: Luego de egresar de la Universidad los profesionales deben tener una institución que los una, sin importar de qué alma mater egresaron. Dicha institución debe velar porque sus miembros lleven a cabo su actividad profesional con ética y con calidad.

Las normas legales de todos los colegios profesionales señalan que éstos defienden  a la sociedad de los malos profesionales que no cumplen los principios éticos. Que esto no siempre se cumple, es cierto, pero ocurre por razones como el marasmo de nuestras leyes, por falta de ellas o por encubrimientos sospechosos entre los miembros del colegio profesional.

Como se garantiza la calidad profesional. En la actualidad, por Ley Nº 28740, Ley del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa y su reglamento los colegios profesionales deben incorporar al proceso de certificación y recertificación  profesional a todos sus miembros para garantizar la calidad profesional de ellos. Es obligatoria para las carreras: médico, odontólogo, químico farmacéutico, obstetra, enfermero, médico veterinario, biólogo, psicólogo, nutricionista, tecnólogo médico, asistente social, químico, ingeniero sanitario, profesor y abogado,  pero la idea es incluir a todos.

En otros países los alumnos universitarios estudian una carrera universitaria en un centro educativo acreditado, pero el grado o titulo que le dan no dura toda la vida. En la práctica es como que el estado te da una licencia para ejercer la profesión, actualmente en el Perú esa licencia es permanente, en el futuro eso no va a ser así. Por ley corresponderá a los colegios profesionales verificar si el profesional tiene o no las competencias para ejercer la profesión cada cierto tiempo, tres años o cinco años.  

En estos tiempos el título profesional no basta como respaldo para el ejercicio profesional de calidad, ya que para garantizar el buen ejercicio profesional son necesarias una continua actualización y capacitación, así como tener la certificación por competencias del colegio profesional en el área de desempeño del profesional.

Claro, no puede ser que existan médicos, enfermeros, ingenieros, psicólogos, químicos  entre otros que luego de egresar de la universidad no se actualicen. Imagine que su médico no sepa los nuevos tratamientos contra la diabetes, ni las nuevas tecnologías para diagnosticas las enfermedades.  Tampoco debería ejercer la profesión de ingeniero y diseñar puentes aquel que no sepa los principios básicos ni los últimos avances de ingeniería.    Esto es también crítico en el caso de los científicos,  en otros países los profesionales y técnicos no puede ejercer si es que no se certifican.

Hay varios casos de intrusismo profesional que deberían ser estudiados con cuidado. Es el caso de algunas personas que pueden ser de otra profesión o quizás nunca hayan ido a la universidad,  pero ejercen; por ejemplo,  como psicoterapeutas en muchas radios y televisoras del Perú. Acaso ¿no debería existir una institución que certifique su ejercicio profesional  para aquel que es escuchado por miles de oyentes?  

Hay quienes dicen que no deberían existir colegios profesionales para los profesionales de letras cono sociólogos e historiadores. Imagínese a una persona que se pone a realizar un estudio sociológico sin ninguna metodología u  otro  que sea fanático religioso, pero funge de “historiador” y distorsiona los hechos. Ante la sociedad se podría vender como “historiador” o  “sociólogo”, pero luego veríamos que comete muchos errores, ello podría implicar la desacreditación de la profesión del historiador o del sociólogo.  La práctica informal de todas las profesiones es sumamente peligrosa.   La misión de los colegios profesionales debería ser acabar con la informalidad y ordenar su profesión.    

Para lograr ambos fines es necesario que el profesional adquiera una serie de competencias profesionales, aparte de estar actualizado en la materia de especialización profesional.  Ellos requieren llevar algunos cursos bien sea en su trabajo, en la universidad o vía su colegio profesional.  Por otro lado, podría ser que los profesionales vean que para proteger a la sociedad sea necesario introducir o modificar cierta ley. Por ello es que en la actualidad, a través de los colegios profesionales, se puede realizar propuestas de ley ante del Congreso de la República, también ellos pueden integrar comisiones consultivas del ejecutivo. Los colegios profesionales también son centros de debate de temas que afectan la profesión, para lo cual se pueden desarrollar congresos, mesas redondas y otras actividades.

Es cierto que en muchos colegios profesionales hay gente respetable que fortalecen la institución de colegio profesional, ayudan a sus colegiados.  Pero también hay personas que usan los colegios profesionales para beneficio propio. Unos para hacerse conocidos y tentar cargos políticos, otros para romper el continuismo democrático y “tomar el poder” de esos colegios profesionales.

Los colegios profesionales en el Perú nos regimos por nuestro Estatuto y su Reglamento, pero algunas  personas deshonestas, “interpretan” o “cambian” caprichosamente sin respetar los procedimientos  normativos  y se reeligen de manera ilegal.  Otros hacen desafortunados cambios radicales tras lo cual el colegio profesional queda muy debilitado tanto económicamente como administrativamente.  Los malos manejos, el marasmo de leyes y  su incumplimiento han hecho que muchos colegios profesionales fracasen y otros tengan mala imagen.    

En el Perú cada colegio profesional tiene su ley y reglamento. A mi parecer eso está mal, es un exceso.  Además, en la normativa actual se condiciona ciertos trabajos a sólo una profesión con el fin de crear cierto monopolio, tal como dice el editorial de El Comercio. Es decir, en algunas leyes de los colegios profesionales se dice expresamente que ciertas actividades sólo las puede realizar ese profesional, sacando del mercado laboral a los otros. Hay leyes o proyectos de ley que señalan que sólo pueden enseñar ciertos temas los profesionales de sólo un colegio profesional, que pueden firmar ciertos documentos sólo los miembros de otro colegio profesional, eso me parece mal. Tan solo debería haber una sola ley y su reglamento que abarque a todos los profesionales y los monopolios, las ventajas legales y las exclusiones arbitrarias deberían desaparecer.

A mi parecer el editorial de El Comercio va contra la creación del colegio de periodistas. Pero ese colegio existe y se rige  por la ley 23221. Hace unos años también se trató de cambiar su ley y casi toda la prensa peruana se opuso. Pero uno se pregunta ¿por qué?  Es que si usted se pone a hacer una relación de personas que trabajan como periodistas y su real profesión se dará cuenta que muchos en realidad no son periodistas.   Pero uno se pregunta ¿por qué?  Es que si usted se pone a hacer una relación de personas que trabajan como periodistas y su real profesión se dará cuenta que muchos en realidad no son periodistas. 

Para mí los periodistas son aquellos que han estudiado en la universidad esa carrera. Pero hay otros que se dicen llamar periodistas, cuando en realidad son abogados, economistas, escritores, etcétera, al igual que ciertos curanderos, parapsicólogos o  brujos se hacen llamar doctores.

Puede haber un abogado que lee noticias, pues será a mí entender un relator de noticias (no un periodista). Otro que es economista pues comenta las noticias; pues será un comentarista (no un periodista). Un médico puede entrevistar, pues será un entrevistador (no es un periodista).  Una persona sin instrucción universitaria puede conducir un programa político;  pues será una conductora (no es periodista).  Es hora de llamar a las cosas y personas por su nombre.

Si uno ve los noticieros peruanos se sorprenderá que casi todas las noticias son policiacas, crímenes, accidentes, etcétera. Lo malo es que empiezan con esas noticias y ¿qué pasa con los hechos políticos, económicos y sociales? Luego la sección espectáculos trata de los que dice tal o cual bataclana y no que se da en un teatro, en un cine, si hay una exposición de arte o algún conferencista famoso. ¿Qué pasa allí? ¿Quiénes son los responsables de tal distorsión noticiosa?  

En pleno siglo XXI uno contrata o consulta a especialistas. Si se trata de un tema de historia, pues contrato a un historiador, ya que él tiene las competencias para hacer mejor el trabajo. Ya no estamos en el siglo pasado, donde, si bien es cierto habían personas eruditas que bien  se desempeñaron brillantemente en profesiones que no eran las suyas como Basadre (doctor en Letras, en Jurisprudencia y tenía el título de abogado) y María Rostworowski que no estudió siquiera en la universidad; sin embargo, son casos raros, extraordinarios  y no se puede generalizar.  

En estos tiempos muchos profesionales graduados trabajan en áreas  interdisciplinarias y multidisciplinarias.  De acuerdo con las ofertas educativas como maestrías, doctorados, segundas especializaciones, diplomaturas, etcétera  los profesionales tienen la oportunidad de capacitarse y especializarse continuamente en áreas diferentes y diversas a la de su profesión de origen.  Asimismo, en nuestro país,  la Ley Nº 28740, Ley del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa, norma los procesos de evaluación, acreditación y certificación de la calidad educativa, define la participación del Estado en ellos y regula el ámbito, la organización y el funcionamiento del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE). Como sabemos el proceso de certificación es obligatorio para los profesionales de la salud y educación, proceso que ya ha empezado en los colegios profesionales y como mencionamos antes se ampliará a todos los profesionales peruanos.

Por ello, en base a los anteriormente expresado,  considero que las competencias profesionales, que se adquieren por el ejercicio profesional y por estudios de perfeccionamiento (diplomaturas, postgrados, etcétera)  deben ser la base sobre la cual se designe al profesional y no el título profesional, para los diferentes cargos que existan en una empresa o entidad estatal. Pero debe existir un ente que certifique a una persona a ejercer su profesión, no porque apruebe u cursito matemáticas de 20 horas ya lo “capacita” para ser matemático.

Visualizo un colegio profesional  como un ente que vele por la ética y calidad de sus miembros, un lugar de encuentro donde existan debates, ponencias, donde se transfieran experiencias con el fin de enriquecernos profesionalmente y como una institución activa de representación institucional ante los poderes del estado, las empresas y la sociedad.