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sábado, 2 de febrero de 2013

Respetemos más a los conferencistas nacionales


A propósito de las actividades como conferencistas de nuestros dos expresidentes y de las aparentemente grandes sumas de dinero que cobrar por esa labor, se mencionan cifras como 50,000 dólares americanos, que a mí me parecen muy bien, porque tanto Toledo como García se lo merecen por sus meritos, aunque no comulguemos políticamente con ellos.

No hay porque asombrarse que hayan cobrado US $ 50,000,  Según http://www1.terra.com.co/midinero/articulo/html/mdi463.htm Gary Kasparov cobra US $ 60,000, pero hay otros que cobran más como el expresidente de  USA Bill Clinton quien recibió US $ 300,000 por una conferencia de dos horas en Colombia. José María Aznar expresidente de España cobra US $35,000. Se dice que Tiger Woods cobra por dos horas un millón de dólares. 

Es conocido que figuras públicas de la TV peruanas cobran las presentaciones que ellos realizan en las empresas, también hace poco una modelo que era alumna de la carrera de nutrición cobró una suma muy alta por dictar una conferencia sobre nutrición, habiendo muchos expertos en la materia más calificados que ella.

Por otro lado, la mayoría de los conferencistas nacionales sean de arte, letras o ciencia no estamos acostumbrados a pedir dinero por nuestras conferencias. Es más, ni siquiera pedimos que nos lleven y traigan de nuestras casas. Algunos vamos con nuestro carro o en micro.

Algunos profesionales peruanos no cobran por sus conferencias ya para ellos esos eventos son un trampolín a la fama, tras lo cual serán conocidos y quizás contratados por empresas, aunque muchas veces esto último no ocurre. He conocido a algunos conferencistas (la verdad muy pocos) que tienen bastante dinero y no desean cobrar, lo hacen porque les gusta y se sienten muy bien en contacto con el público. Muchas veces de ellos se aprovechan ciertas instituciones lucrativas.

Lo que recomiendo es que los conferencistas que no quieren cobrar por lo motivos antes mencionados a las instituciones lucrativas, pidan a los organizadores unas entradas de cortesía y se las den a sus mejores alumnos o a gente que los necesite.   
    
Muchas veces me han invitado a participar en conferencias y charlas en varias instituciones científicas o en colegio. Antes iba al lugar de la conferencia sin pedir retribución alguna, ni menos el pago de la movilidad. Pero luego de saber que hay gente, con menores calificaciones que la mía, pero por aparecer en la televisión cobran por realizar presentaciones, pues decidí comenzar a pedir lo mínimo.

Para mí, aunque se trate de una institución del estado o sin fines de lucro, lo mínimo que se les puede pedir es que nos pongan la movilidad. Que una persona de la organización vaya a nuestra casa con un vehículo y luego nos regrese de la misma forma. No vale que nos diga: “le doy 15 soles y usted consigue su taxi”, eso es desconsiderado.

En caso de una institución privada o una que va a sacar un provecho económico lo justo es pedir a esa institución una retribución económica justa.  Muchas veces, un conferencista nacional  siente vergüenza al pedir dinero por una conferencia. Cuando uno lo hace no falta un colega que exclama: “ah ya te crees lo máximo, no seas así”.  Esa es una tara que debe eliminarse. Si uno está descalificado para realizar una conferencia y la hace tan solo porque es conocido o popular y cobra, pues sí, sería una vergüenza recibir dinero por hacerla. 
    
La pregunta que se viene es ¿cuánto cobrar? Pues bien, eso ya depende de varios escenarios. Claro que no vamos a cobrar  US$ 400,000  como el premio Nobel de Economía Paul Krugman, pero tenemos que empezar con algo.  En USA de acuerdo con http://www.speaking.com/faq_meeting.php los conferencistas prestigiosos de ese país cobran en promedio US$ 7,500, mientras que las celebridades pueden cobrar desde US$ 20,000 hasta sumas mayores a US$ 100,000 a lo que hay que sumar los pasajes de avión en primera para dos personas (normalmente van acompañados), traslados, comidas, hotel y ciertos caprichos que en algunos casos son desesperantes para los contratantes.    

En el Perú, como mencioné párrafos anteriores, si se trata de una institución sin fines de lucro la movilidad es esencial.  Cuando una empresa que organiza eventos como rubro principal lo contrata a uno, pues debe pagar por nuestros servicios y  el precio que uno ponga está relacionado al grado de instrucción y experiencia que uno tenga en el tema a disertar, así como está el mercado de conferencistas, si eres único en la especialidad o no, si tienes carisma, si llegas al público, el costo de entrada al evento, el número de personas que asistirán, en fin. Yo pienso que el precio base para un prestigioso profesional peruano podría cobrar entre mil a diez mil dólares por su  conferencia más viáticos. Los peruanos ya consagrados y reconocidos en Latinoamérica podrían cobrar de veinte mil  dólares a más.

La gente cree que ser conferencista es fácil, están equivocados.  Son largas horas dedicadas al estudio, visitas sin horario a las bibliotecas,  búsquedas incesantes a las bases de datos, largas lecturas de revistas especializadas y finalmente la experiencia de vida profesional. Luego tienes que dedicar tiempo para diseñar como será tu conferencia, armar tu PowerPoint para lo cual buscarás figuras ilustrativas y poner el texto lo más atractivo y didáctico posible. Luego preparas lo que vas a decir, que no es nada fácil. Horas de ensayo, luego comer ligero, buscar el terno más adecuado, la camisa planchada y finalmente contratar el taxi para llegar puntual y listo. En otras palabras el trabajo del conferencista no es sólo una hora, tiempo que dura usualmente una conferencia, sino que involucra un trabajo previo.

Todos no pueden ser conferencistas, hay gente brillante en su trabajo, pero es incapaz de hablar en público, se ponen muy nerviosos, no hablan coherentemente, etc.  

Lo que pasa es que hemos vivido en una burbuja, en el mundo los políticos, los artistas, los profesionales, los científicos, entre otros cobran cuando realizan conferencias. Incluso hay instituciones internacionales que brindan el servicio de una serie grande de conferencistas, obviamente pagados, no es gratis.  

Empecemos por respetarnos, no es nada malo pedir una retribución por realizar una conferencia, no sintamos vergüenza, lo que pasa es que todavía no hay costumbre en el Perú de retribuir económicamente al conferencista, pero ya los tiempos están cambiando. Ah, no olvide llevar sus recibos por honorarios profesionales y pagar sus impuestos.