En una de mis vacaciones que pasé en Lima cuando hacia el
doctorado en España, a finales de los años 90, el entonces decano de la
Facultad de Química e Ingeniería Química de la UNMSM, Ing. Wilber Gil Benites†), me convocó a su despacho y preguntó ¿cuál era el mejor equipo de cromatografía que
se puede comprar? Yo le respondí, sabiendo que en nuestro país el dinero escasea,
que cuando se compra un equipo para el laboratorio es casi lo mismo que comprarse
un vehículo. Si me compro el mejor, que no siempre es el más caro, pero si es
costoso, debo de pensar también en los costos del mantenimiento. Entonces tengo
que tener en mi presupuesto no solo el monto de dinero necesario para la
compra, sino que también el dinero para el mantenimiento periódico durante toda
la vida útil del equipo.
Entonces toda persona en su sano juicio tiene por sentado que
si compra o construye un bien, pues hay que destinar un dinero para su
mantenimiento. Si me compro una PC pues tengo que tener dinero para los programas
antivirus, para el servicio de limpieza y cambio de partes periódicos. Pero
parece que nuestros políticos, alcaldes, presidentes regionales, ministros,
entre otros, no piensan en ello. Por ejemplo, en nuestras universidades nacionales
se compran equipos muy costosos, pero como no se les brinda el mantenimiento
requerido se malogran ya que no hay dinero destinado para su mantenimiento, ni
menos para su reparación. Nuestras fuerzas armadas tienen aviones, helicópteros,
barcos y diversas armas, pero luego de un tiempo se malogran y si no se las
repara a tiempo se estropean definitivamente
Mucha gente, bueno en realidad no tanta, se compra un
vehículo pero no se da cuenta de los costos de mantenimiento. En los modelos
más caros se tiene que pagar más por el servicio de mantenimiento, además, los repuestos
también tiene precios más altos. Por ejemplo, en ciertos vehículos el costo de
reparación de una luna lateral puede costar mil dólares.
Alguien debería decir a nuestros alcaldes que las
carreteras, puentes y semáforos se malogran porque no le dan el mantenimiento
requerido. Casi siempre veo una nueva pista inaugurada por cierto alcalde figuretti,
la pista esta reluciente, huele a asfalto, las líneas blancas y amarillas
recién pintadas lucen preciosas y el semáforo
amarillo reluce. A las pocas semanas, ya casi no se notan las líneas blancas ni
las amarillas, el olor a asfalto ha sido reemplazado por el olor a basura, el
semáforo luce propaganda política, de venta de gas o está el número telefónico
de algún brujo local. En el transcurso de pocos años aparecen rajaduras y posteriormente
los insufribles baches. Una década después lo que antes era una pista nueva se
convierte en terrenal con numerosos baches donde se observan tierra con partes pequeñas
de asfalto, signo de que en un tiempo pasado era una pista.
Hay que tener cuidado con nuestros puentes, no son muchos
y son muy utilizados a veces por irresponsables choferes que llevan un carga muy
pesada o conducen vehículos muy altos que chocan contra el puente y malogran su
estructura. No veo que exista un programa nacional de monitoreo y mantenimiento
de los puentes en el Perú. Se los construye, las autoridades se toman la foto y
eso es todo, se olvidan de lo más importante: darle un mantenimiento periódico.
He visto que lo mismo pasa con los patrulleros que se
compra, vía el Ministerio del Interior, unas empresas o la comunidad. A los
pocos días los patrulleros están relucientes, pero en el transcurso de meses
sufren una transformación radical. El motor empieza a fallar, las llantas lucen
deplorables, la carrocería está en malas condiciones, los asientos y el
interior lucen mal, en fin, luego de un tiempo “canibalizan” unos vehículos
para hacer funcionar otros porque “no hay presupuesto para el mantenimiento”.
Los mismo pasa cuando se construye un hospital, escuela o
cualquier otra obra. Al inicio todo luce bien, pero con el transcurso de de los
meses, los servicios higiénicos se malogran, las tuberías de agua gotean, la fachada
luce sucia, el servicio eléctrico falla, las ventanas no funcionan, el ascensor
se malogra casi siempre, etc. Uno pregunta cuánto costó esta obra te responden
unos cuantos millones de soles y si luego preguntas y cuánto dinero destinan al
mantenimiento: silencio total.
Es ya conocido desde hace tiempo que la reparación de un
equipo o vehículo sale más costosa que el mantenimiento periódico. Pero, por cierta
razón que desconozco, en nuestro país se
prefiere comprar un equipo, darle un uso sin mantenimiento hasta que se malogre
y luego, como si fuéramos ricos, se piense en comprar otro. O es que hay una
tara mental o es que hay intereses mezquinos por hacer compras más que mantenimientos.
Lo que sucede, en muchos casos, es que cuando se hacen las compras estas no son
muy transparentes que digamos.
La próxima vez que un alto funcionario del estado o del
municipio, alcalde, ministro o presidente pregunté porqué no funciona cierto
vehículo, equipo o por qué una carretera está en malas condiciones, pues hay
que responderle: es el mantenimiento, estúpido. Si lo quiere decir más políticamente
diga: es que usted como autoridad no ha destinado el dinero necesario para el
mantenimiento.
Nota: El titulo de esta entrada tiene su origen en la frase "es la economía, estúpido." Ver para más detalles el link:
http://es.wikipedia.org/wiki/Es_la_econom%C3%ADa,_est%C3%BApido
Nota: El titulo de esta entrada tiene su origen en la frase "es la economía, estúpido." Ver para más detalles el link:
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