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jueves, 26 de enero de 2023

La disyuntiva de Dina Boluarte

Tras el torpe golpe de Estado de Pedro Castillo el Congreso peruano hizo lo que correspondía, dar la presidencia del Perú a la vicepresidente de la plancha presidencial de Castillo que postuló con el partido Perú Libre con un ideario de izquierda socialista marxista, leninista y mariateguista: Dina Ercilia Boluarte Zegarra de profesión abogada. Hasta allí, todo resuelto.

El desliz político del Dina empieza con su declaración cuando expresa que acabará su mandato el año 2026, no comprendiendo el grado de crispación de muchos ciudadanos por ella y sobre todo por el accionar de los congresistas en contra de valores y promesas incumplidas.

El gobierno de Dina no tiene nada que ver con su ideología de izquierda, que ella misma expresó cuando era candidata en la plancha presidencial de Castillo de Perú Libre. El actual gabinete ni las acciones que realiza no tienen nada de izquierda. Por ello, es natural que algunos ciudadanos, sumado a que ella siempre declaró que no iba a asumir la presidencia, se sientan traicionados. Hay un matiz importante, el gobierno de Dina si se parece al de Lenin (claro que en menor grado) en lo que respecta a política oficial represiva que tuvo el régimen blochevique conocido como Terror Rojo que uso para silenciar a sus enemigos políticos. Dina pasará a la historia peruana como la primera presidenta y como la gobernante con más de 50 peruanos muertos en las manifestaciones en pleno siglo 21.  

El yerro garrafal de Dina de aliarse con la derecha y ultraderecha peruana, no solo la conformación de su gabinete, sino en especial la política de brutal de represión frente a los manifestantes es lo que ha agravado el caos en el Perú, lo que ha llevado a más de 50 personas muertas, lo cual en toda democracia es imperdonable señalado por la prensa internacional y los diplomáticos extranjeros en el Perú. Mientras que mucha prensa nacional se concentra en la violencia de los manifestantes, pero minimiza, soslaya o miente todo los relacionado con las muertes de campesinos producto de la desproporcionada represión. 

La muerte de estos ciudadanos no solo tiene un costo político, también penal. Ella junto con algunos de sus ministros puede ser enjuiciados por esas muertes. Recordemos que la fiscalía ya le abrió investigación a ella y a sus ministros.

Si cuando ocurrió la primera manifestación con muerte de ciudadanos Dina hubiese enérgicamente manifestado se investigara y castigara a los responsables, y además   que si hubiese un muerto más ella hubiese renunciado, otra sería el futuro de Dina.

Pero ahora ya es muy tarde, si se pone a investigar seriamente las muertes de las de 50 ciudadanos (que hasta ahora que han pasado semanas no hay ningún acusado) pues los involucrados irán contra de ella.

Dina ha petardeado toda oportunidad de diálogo. Cuando los ciudadanos del sur se alojaron en la UNMSM y en la UNI, ella debió de darse cuenta que esas universidades y otras de las regiones potencialmente podrían ser espacios de dialogo, pero lerdamente ordena intimar a la UNI e interviene brutalmente a la UNMSM. Parece que la consigna de Dina es primero reprimir ferozmente y luego esperar que todo se calme, así no se incentiva el dialogo.

Los mensajes vacíos de Dina son irritantes. Llama al diálogo, pero no hace ningún esfuerzo en iniciarlo. Pide paz, no obstante manda tropas o policías a las ciudades y repele brutalmente las manifestaciones sociales. Insinúa cierto hechos, pero no acompaña con alguna evidencia. 

Si ella quiere quedarse en el poder tiene que seguir aliándose con los congresistas de derecha y traicionar su ideario político (si es que alguna vez lo tuvo) y a la gente que votó por la plancha de Castillo. Con ello, su futuro político está condenado y la amenaza de un juicio por la muerte de más de 50 ciudadanos podría ser realidad el otro año durante próximo gobierno y Congreso.

Ahora Dina no puede renunciar. Sobre ella pende un chantaje velado por ciertos congresistas: el posible juico por la muerte de ciudadanos. Porque si ella renuncia hoy día, pues los congresistas que ahora la apoyan, aprobarán para que ella sea juzgada. Esa es una velada amenaza contra ella.

Si ahora renuncia la fiscalía seguro ira por ella en horas o días y también después de la instalación del nuevo gobierno con nuevos congresistas. Es solo cuestión de tiempo y, ahora ella, solo está desesperadamente ganando tiempo. Por ello, ahora Dina se defiende con uñas y dientes, como gato panza arriba, con tal de seguir como presidenta. 

A la izquierda le convine que el problema se agudice porque cuando estaba Castillo la izquierda esta acabada políticamente. Con el caos social causado por Dina muchos de sus líderes están mudos y solapadamente ven como todo se agudiza esperando su momento electoral. La derecha argumentará que no existen las condiciones para un proceso electoral y exigirá se militarice las ciudades y planteará suspender indefinidamente las elecciones porque saben que casi nadie votará por ellos fuera de Lima. 

A los grupos de poder económico no les conviene el clima de inestabilidad político y social. Los grupos empresariales han sacado un comunicado. Los buenos negocios y las inversiones grandes no florecen en gobiernos que crean más problemas que soluciones. Mientras tanto los que más sufren son los más vulnerables: los pobres.

La angurria por el poder, la falta de experiencia en gobierno, su irresponsabilidad política, su insensibilidad social, sus asesores y ministros termocéfalos, el no saber cómo manejar conflictos, entre otros, le han dejado a Dina un futuro oscuro y a los peruanos un grave conflicto político, social y económico hasta ahora sin solución.