Translate

lunes, 20 de febrero de 2012

El temor a las redes sociales


Mi generación y las siguientes podemos  considerarnos  unos privilegiados. Hemos visto el nacimiento de Internet y su desarrollo. Sin embargo, cuando a mis amigos les digo que uso el Facebook, Twitter, YouTube, blogs, etcétera me miran como si fuera un bicho raro y me espetan: pero si eso es para chibolos. Otros se escandalizan y me reprochan por estar conectado a esos sitios, según ellos de “dudosa reputación”. 
   
Me extraña porque son gente que cómo yo nos fascinamos cuando apareció Internet, gozamos al enviar los primeros correos electrónicos y leímos con avidez las primeras páginas Web, pero parece que muchos se han quedado. No han seguido con todos los recursos de la Web 2.0 

Yo casi no uso el correo electrónico para comunicarme con mi amigos, si lo uso para tratar con clientes de empresas químicas. En el Perú el Facebook es preferido frente al Twitter; por ello, uso la primera con mis amigos que están tanto en el Perú como en el extranjero para enterarme cómo les está yendo, así como compartir link interesantes.

Es cierto que algunas personas usan el Facebook para enviar mensajes rabiosamente políticos, fanáticamente religiosos, fotos descaradas y casi pornográficas, comentarios desamparadamente superficiales, pero en mi experiencia es un porcentaje pequeño. Es más, si yo quiero elimino a estas personas de mi red social y asunto acabado.

Las redes sociales me han ayudado mucho tanto en mi profesión como en lo personal. He encontrado a mis amigos del colegio y de la universidad, algunos de los cuales están en USA y Europa. Sigo con avidez a mi exalumnos de química de la UNMSM, UNI, UNFVR, PUCP y UPCH, me alegro de sus progresos profesionales, sé de sus viajes, contribuciones y éxitos personales.

He visto con preocupación que muchos padres prohíben usar las redes sociales a sus hijos. Bueno, es cierto que hay delincuentes que se aprovechan de los niños y les hacen hacer cosas desagradables; por ello, sus hijos no deben estar sin control. Siempre hay que vigilar lo qué hacen en la computadora. Pero esto no sólo pasa en Internet, sino también en la calle donde los padres no pueden dejar solos a sus hijos. Se padre implica una seria responsabilidad, el cuidar a tus hijos.

Asimismo, muchas personas (principalmente mayores de 40 años) tienen prejuicios y no usan las redes sociales. Pero, repito, los peligros también están en nuestras calles y salimos todos los días a trabajar, estudiar o divertirnos.

Me preocupa mucho que exista mucha gente que teniendo la gran oportunidad de usar todo lo que la Web 2.0 ofrece la ignora e incluso la desprecia. Tenemos un conjunto de personas auto excluidas, quienes a su vez influyen en sus hijos y les prohíben usar la Web 2.0, o sea que tenemos un grupo que llamo “los no contactados modernos”.  

Lo que sucede en la UNMSM con las redes sociales es un ejemplo de esto. Hace poco mi universidad hace uso de las redes sociales, pero dentro su campus estos sitios están bloqueados. ¡Qué tal contradicción! Lo que pasa es que hay autoridades tienen prejuicios o desconocen lo relativo a las redes sociales. Yo no puedo pasar unos videos de química de Youtube porque ese sitio también está bloqueado.  

Yo creo que las instituciones educativas tienen que hacer uso efectivo de las redes sociales no pueden excluirse. Asimismo, nosotros que hacemos uso  de esos servicios debemos divulgar las bondades y advertir de los peligros a los futuros usuarios. Por ejemplo, hace poco dicté el curso de TIC en la UNMSM  para los egresados de química.

Todos sabemos que el mundo va hacia el ciudadano 2.0, al gobierno electrónico a la educación virtual. Para que todos estemos preparados a este nuevo escenario es necesario que la gente comprenda y entienda que las redes sociales son importantes e imprescindibles en el mundo actual.      
   

sábado, 18 de febrero de 2012

Mesa Redonda: otra vez la negligencia y desidia


Nuevamente Mesa Redonda nos muestra cómo somos los latinoamericanos. En nuestros países es común la desidia, la negligencia, la informalidad y la “viveza”.  Muchos culpan a la policía, otros insensatos dicen que son los bomberos, en fin, para mi ellos no son los culpables. Pero de que hay culpables, si lo hay.

Son culpables:

Los comerciantes inescrupulosos que tiene sus negocios en deplorables condiciones de seguridad: para ellos, para sus trabajadores y sus clientes. Por ello indigna que ahora  esos mismos comerciantes que dicen haberlo perdido todo quieran que el estado los ayude a recuperar sus pérdidas.  

Los ciudadanos que acuden a esos centros comerciales inseguros. En el Perú todo el mundo sabe que Mesa Redonda es un lugar peligroso, pero aún así hay gente que hace sus comprar allí. ¿Qué pasaría si la gente se pone de acuerdo y no va a locales peligrosos? Pues no habría comercio alguno. El público tiene un gran poder, pero no lo usa simplemente por desidia.

El poder judicial que otorga las benditas acciones de amparo a sabiendas que las normas de seguridad no se cumplen y que el público puede ser la víctima. Se supo por funcionarios de la Municipalidad de Lima que estos establecimientos de Mesa Redonda habían sido clausurados mediante una ordenanza municipal; sin embargo, abrieron sus puertas gracias a una acción de amparo.

Los funcionarios municipales y del gobierno que sólo están presentes cuando ocurrió el hecho trágico para sacar un rédito política y repiten el mismo discurso de siempre.

Todos son culpables, pero los más culpables, a mi entender son los comerciantes y sus clientes quienes de manera simbiótica mantienen la informalidad y la inseguridad.  

Estos locales comerciales no solo son inseguros en Perú, lo son también esos vehículos de transporte público que no cumplen las normas y que se suponía las revisiones técnicas iban a eliminar, pero para sorpresa aún circulan destartalados camiones de  ladrillos que ni placa tienen, buses que hace décadas han sido descartados  en otros países, colectivos Lima Callao, Lima Chorrillos que ni siquiera tienen asientos decentes y demás armatostes que circulan a vista y paciencia de las autoridades y que increíblemente el público las usa.

No olvidemos a los restaurantes formales o informales que no tienen las mínimas condiciones sanitarias  pero que venden sus productos tóxicos y donde también de manera increíble la gente va y los consume.

Los locales donde se realizan fiestas o conciertos muchos de ellos no cuentan con normas mínimas de seguridad, pero la gente va. La desidia de las personas lleva a cometer atentados contra sí misma y sus seres queridos.  

En Latinoamérica nos falta mucho en cuestión de seguridad y eso sucede porque no tenemos cultura.  No respetamos a las otras personas, no respetamos a la autoridad ni cumplimos las leyes. El caso reincidente de Mesa Redonda es un pequeño ejemplo del gran problema que tenemos en nuestros países: no somos cultos.


Ver este link: http://blog.rpp.com.pe/reporterow/2012/04/01/preocupante-incremento-de-incendios-en-lima-que-estamos-haciendo-por-la-seguridad/