La frase no hay paz sin justicia atribuida al profeta Isaías
(765 a.C.- 695 a.C.) es tan cierta, no solo en el Perú sino en el mundo, muy en
especial en los países donde la corrupción campea. Los peruanos lo vemos y comprobamos
todos los días.
En términos generales la impunidad indigna tanto o más que el
hecho delictivo. Hemos visto como desalmados agreden a las damas y luego de la
denuncia salen libres. A uno le asaltan, denuncia, capturan, declara y luego de
unos días los delincuentes salen libre.
Estos casos obviamente intranquilizan de sobra a los ciudadanos.
Causa indignación las declaraciones de unos psuedolíderes de
opinión de pacotilla que dicen estar preocupados por la inestabilidad económica
que pueden causar los audios divulgados por IDL. Esos mismos tipejos expresaron
lo mismo con el caso Lava Jato cuando se descubrió toda la red de corrupción. ¡Qué
tal no! preocupados porque se han destapado casos delictivos cuando deberían
estar agradecidos que se tenga pruebas de la corrupción del PJ, CNM y Congreso.
Un sistema de justicia (que realmente haga justicia) es lo mejor para el
crecimiento de nuestra economía.
Cuando una vive en un país asume un contrato con el Estado en
el cual uno cumple las normas, paga sus impuestos y trabaja honradamente. En
contraparte uno espera que el estado no solo le brinde servicios médicos, de
transporte, etcétera, sino que también lo defienda de los malhechores. Pero cuando los delincuentes ya tomaron los
poderes del Estado, sería de cínicos o de ingenuos esperar que esos mismos
poderes se autorregulasen o reformasen para bien. No, ellos van a hacer todo lo
posible para tapar, ocultar y luego que con el transcurrir del tiempo los
ciudadanos nos olvidemos como ha ocurrido desde las expropiaciones y corruptelas
de Monteagudo (1821) pasando por el infame contrato Dreyfus (1869) hasta el escándalo de Lava Jato.
Listaré algunos casos cercanos contados por amigos para que vean la desazón, la impotencia y frustración que se puede tener. He cambiado algunos aspectos para evitar involucrar a las personas
que me han contado esos hechos.
Unos jóvenes científicos desarrollaron un producto muy
utilizado por la industria. Su proceso era innovador y sobre todo de bajo
costo. Se lo ofrecieron a la empresa A y esta lo probó, dando muy resultado.
Les dijeron que regresaran en unas semanas. Muy entusiasmados retornaron con la
idea de hacer su primer venta, pero quedaron compungidos cuando el empleado de
la empresa A les comunicó que una gran empresa vendedora B les había dicho que
si les compra ese producto a esos jóvenes, esa empresa B no les vendería más
ninguno de los más de 40 productos que ellos tenían, lo cual haría quebrar a la
empresa A.
Un joven recién egresado ideó una idea de negocio muy buena,
ninguna empresa realizaba ese servicio. Pero este joven no tenía el dinero y se
fue a los bancos limeños, craso error. Los ejecutivos de negocios le pedían
información y más datos, que ese joven algunos los tenía, pero otro no. Sin
embargo, retornaba cada vez con los datos solicitados y se los daba libremente
con tal de que el den el préstamo. Al final le dijeron que no procedía debido a
que su proyecto no era rentable. Años después se entera por los diarios que su
misma idea había sido copiada por otra persona y era un negocio rentable.
Un joven recién egresado que trabajaba en un laboratorio
recibe la visita de una persona que le dice que lo ayude cambiando los datos
analíticos del informe que ese joven había encontrado y redactado que afectaba
a una empresa con una gran multa. Para aceitarlo (jerga de los corruptos) le
deja un maletín negro debajo de la mesa. Este joven con principios inmediatamente
informó a su jefe. Curiosamente a principios del mes siguiente despidieron a
ese joven.
Un alcalde a través de una empresa construye una carretera
que a los pocos meses se deteriora. Los vecinos ven que el asfalto es muy
delgado, no hay base sobre el asfalto, o sea una farsa de obra que costó
millones. Denuncias al alcalde, ante el poder judicial a las radios locales;
nada de nada. Ah, pero el mismo alcalde contrata a la misma empresa para
rehabilitar esa carretera.
De un momento a otro, algunos vecinos hacen ruidos molestos.
Sin importar si es de día o noche ponen su música a un volumen muy alto. Queja
al municipio, varias veces. Resultado: ninguno. Una empresa hace ruido infernal
las 24 horas, los vecinos van a la comisaría que estaba cerca de esa empresa,
quedan atónitos cuando al comisario les dice que ellos (los policías) sufrían
ese mismo ruido y que habían hecho el reclamo, pero nada.
Una constructora hace un edificio cercano que altera
grandemente la vida de los vecinos. Se
escuchan ruidos molestos que no dejan dormir. De día un polvo inunda las casas
vecinas. Las obras socavan las bases de las casas vecinas. Quejas y más quejas
y no pasa nada.
Una empresa convoca a concurso para una plaza. Varios chicos
presentan su CV con ilusión. Luego de evaluar los CV publican una relación de
los que pasaron; 10 personas que son citados a una entrevista. Tras la
entrevista los evaluadores conversan desinhibidos alegremente en una cafetería
cercana y se escucha que uno de ellos se pregunta y responde sin escrúpulos:
¿vamos a aceptar a esos de universidades estatales? ni hablar hermano.
Seguro que muchos lectores podrán contar infinidad de esos
casos, que en un país donde la justicia se imparte, en un estado de derecho
real, esos actos hubieran sido denunciados y los culpables sancionados. Pero
claro estamos en un país donde la justicia se compra y se vende. No es que haya
en los poderes del Estado uno que otro
delincuente, sino que hay mafias o bandas delincuenciales ya establecidos y con
ramificaciones en los tres o incluso el cuarto poder (la prensa). Y eso es lo que muchos no se dan cuenta, son
mafias incrustadas que han tomado por asalto todos los poderes del Estado
peruano lo cual les ha dado sostenibilidad e impunidad.
Si en los dos primeros casos se hubiera recurrido a la ley y
este funcionara, no solo esos jóvenes tendrían trabajo o se sentirían
realizados, sino que también hubieran dado trabajo a otras personas y la
economía crecido. La corrupción no solo afecta a los ciudadanos involucrados
sino que también a la economía de un país, nos hace cada vez más pobres y
también acarrea malestar social.
Siempre digo que el Perú es como Chicago de los años 20,
donde imperaban las mafias, policías, jueces y políticos corruptos. Tras largos
años y enfrentamiento de gente decente contra la mafia, esa ciudad recuperó la
justicia. Bueno, esperamos que la sociedad peruana reaccione, la solución está
en cada una de las familias las cuales deben inculcar valores a sus miembros.
Si esperan que el gobierno o el Congreso actual resuelvan ese asunto, pues
esperen sentados, ellos van a tapar todo como pasó con los anteriores escándalos.
Nuestra generación no hará ese cambio, pero si las generaciones futuras.
Es imprescindible señalar que no solo hay crisis en el poder
judicial, ejecutivo y legislativo tomado por pillos; sino que es una crisis global
de la sociedad peruana. Las sociedades también se enferman, pero la peruana y
Latinoamérica en general, no solo son enfermas también son corruptas. Entonces
la solución no basta con remover a los miembros del CNM, tampoco con reformar
el sistema judicial, menos con dar leyes o cambiar la Constitución de la
República. Nada de eso solucionará el problema de la corrupción. La falta de
escrúpulos, escases de valores, la permisibilidad y hasta cierto grado de
sometimiento están arraigados en toda la sociedad peruana. Como el núcleo de
toda sociedad es la familia allí reside el problema y también desde allí está
la solución.
Los latinoamericanos siempre responsabilizamos a otros por
nuestros problemas, pero ignoramos que las soluciones a los grandes problemas
sociales dependen de cada uno de nosotros y en especial de la familia.
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