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sábado, 2 de junio de 2012

¿Qué tipos de científicos hay en el Perú? ¿ Buenos, malos o locos?


Casi siempre escucho en los medios de comunicación que los buenos científicos peruanos están en el extranjero y sólo los malos y locos se quedan en el Perú.  Bueno, que yo sepa no ha existido un estudio serio donde se demuestre claramente esa hipótesis.  

No trataré en esta entrada de hacer un estudio profundo de la clase de científicos que hay en el Perú, pero por mi experiencia y conocimiento de algunos de ellos puedo hacer un ejercicio mental para sustentar que muchos son buenos y otros son malos, pero ninguno es loco.

Conozco casos de algunos peruanos que luego de obtener el grado de doctor regresaron al Perú con el fin de trabajar en alguna empresa y aportar al desarrollo nacional. Pero sucede que, en general, a la empresa privada peruana le interesa “un pepino” tener a un doctor en ciencias (físicas, químicas, biológicas o matemáticas).  Las típicas respuestas de los empresarios peruanos es: ¿Para qué?  Pero si acá no tenemos dinero ni tiempo para investigar y  seguro querrá cobrar mucha plata. Para estas empresas consideran como la mejor opción  contratar un técnico que a un científico. Con una visión a corto plazo a estas empresas les conviene más un técnico que un investigador, pero con una visión de largo plazo un grupo de científicos innovadores les sería de mucho provecho, no sólo para esa empresa mejore sino que sobreviva a la competencia.  

No conozco a algún doctor en ciencias que trabaje como investigador en alguna empresa privada peruana, si lo hay, agradeceré mucho decírmelo. Podría haber uno o dos, pero no como el caso de una empresa innovadora estatal brasileña que tiene un 60 % de su personal  a científicos, cosa impensable siquiera en las empresas privadas peruanas.

Al no conseguir trabajo en una empresa el recién graduado de doctor va a su alma mater. Lo recibe las autoridades y le dicen que no hay presupuesto cuando en realidad si lo tienen. Lo que estas mediocres autoridades no le dicen, es que un profesor con el grado de doctor puede ocupar ciertos cargos importantes en la universidad, pero como hay un “círculo de profesores universitarios privilegiados”   que siempre ocupan esos cargos, les molesta mucho la competencia y tratan por todos los medios de alejar a sus posibles “amenazas” de mil y unas maneras.

Por terquedad o perseverancia algunos de estos doctores pueden entrar a trabajar en su alma mater o en otra universidad. Pero una cosa en entrar y luego lo que se hace allí. Se verá sometido, salvo excepciones, al dictado de una excesiva cantidad de cursos, un número grande de alumnos, trabajos administrativos y con el  poco tiempo que le queda deberá hacer su investigación.

Al planificar su investigación el científico peruano se dará cuenta que no sólo le falta tiempo para dedicarse a su laboratorio, sino que también dinero, infraestructura, equipos y reactivos. Deberá buscar con todas sus fuerzas y talento los recursos para realizar su investigación, así como  convencer a las autoridades que “como un favor” le  proporcionen los medios para realizar su investigación.  Si hay que comprar un equipo o reactivo  se dará cuenta que el costo puede ser más del doble de los que vale en Europa o USA.   

El científico peruano buscará ver quién le financia sus investigaciones. Ni hablar de la empresa privada. El estado peruano tan solo tiene programas de subvenciones a través del CONCYTEC y  de algunas universidades. No es como en USA o Europa donde existen varias instituciones públicas y privadas a las cuales uno puede solicitar una subvención económica. 

Si logra quitarles tiempo a su familia y amigos el científico peruano se dedicará a realizar su investigación a la par que hace su trabajo de docencia y administrativo que la universidad le encomiende. Tras algunos años desarrollará una línea de investigación exitosa. Pero antes habrá fracasado ya que los temas de investigación que uno proyecta no todos son exitosos, toda investigación científica está plagada de fracasos, eso es lo normal aquí y en el extranjero.

Tras mucho esfuerzo logrará publicar sus investigaciones en una revista nacional donde los requerimientos no son muy estrictos, pero algo es algo. Si tiene relaciones con universidad o centros de investigación del extranjero podrá incrementar el rigor de sus investigaciones y si, podrá enviar su artículo a revistas extranjeras.

Si el producto de su investigación tiene una aplicación industrial probable se le puede ocurrir patentar su trabajo. Para ello deberá ir al INDECOPI  y realizar todo el trámite administrativo y responder los cuestionamientos de los peritos. Si lo hace y no hay inconvenientes tendrá que pagar cada cierto tiempo una cantidad de dinero para mantener la patente. Pero si tiene la mala suerte que tuvo un colega químico al cual le han asignado “peritos” a gente que recién ha egresado de la universidad, tendrá muchos problemas.

Si este científico exitoso cuando digan en círculos de amigos que sólo un loco o un mal científico se queda en el Perú, obviamente se indignará, ya que el no es ni loco ni es malo.

Por otro lado sucede que el recientemente graduado doctor en ciencias regresa al Perú y pronto se desamina por las condiciones adversar que tiene para investigar. No le queda otra que dedicarse a trabajos administrativos y docencia universitaria. Otros se dedicaran a trabajos para los cuales no fueron capacitados, pero que son rentables. Si le gusta y es bueno en lo que ahora hace está bien, pero si vive atormentado y resentido porque no investiga será infeliz toda su vida.     

Hay varias razones por las cuales un buen científico vive en el Perú y no en el extranjero. Puede ser que le guste el clima de la ciudad donde vive,  que es más feliz al estar con su familia, que tiene un grupo de amigos entrañables, que la forma de vida en el Perú sea más tranquila que en USA o Europa, que sienta un gran amor por su patria, que sienta que está retribuyendo a sus compatriotas la educación que le brindaron, entre otros.

Cuando estuve en Europa conocí a algunos científicos  peruanos que trabajan allí y trabé amistad con uno de ellos.  Me invitó a cenar con su familia, su esposa era europea y su hijos también, aparentemente todo iba bien.  Ya después de algunos tragos y que su esposa e hijos se fueron a dormir, mi amigo comenzó a llorar, entre sollozos me confesó que extrañaba mucho al Perú, a su familia y amigos, al clima apestoso de Lima y sobre todo la comida. Me contó que antes de dormir pensaba ¿cómo no despierto en el Perú?  Esta experiencia tuvo un profundo impacto en mi persona. Yo me dije; no puedo vivir como él, aparentemente contento, pero en el fondo del alma con una tristeza profunda. Uno tiene que vivir, aunque gane poco o no se desarrolle científicamente en un lugar donde esté contento ya que la felicidad no tiene precio. Esa fue una de las razones por las cuales estoy en el Perú. 

Normalmente, un científico peruano en el extranjero es uno más dentro de un grupo de investigadores. Pero  en el Perú es el “señor  científico”. Su rol y reconocimiento de la sociedad peruana es mucho mayor que el que recibiría en el extranjero. En otro país es el “peruano”.  En general la sociedad (peruana y de otros lares) reconoce y admira a sus científicos aunque no tenga mucha idea de los grandes aportes o el impacto de las investigaciones que ellos realizan.    

Existen pocos casos, pero los hay, de científicos peruanos que han llegado a ser lideres de buenos grupos de investigación extranjeros.  Existen otros que se han dedicado con gran éxito a trabajar  e investigar en empresas internacionales.   

Si hacemos un ejercicio mental de poner a un típico científico peruano exitoso que trabaja en condiciones desfavorables en nuestro país y lo llevamos al extranjero con mejores condiciones  es casi seguro que realizará una labor mucho más productiva porque está acostumbrado a trabajar en la adversidad.  

El famoso dicho, sin fundamento alguno, que los científicos malos se quedan en el Perú no es cierto. Como todo en la vida; hay buenos y malos, tanto en nuestro país como en el extranjero. Tampoco son locos. La caricatura del científico loco es una ridiculización, es un estereotipo  producto de una simplificación  prejuiciosa, nada que ver con la realidad.


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