Para empezar una anécdota de Armando Palacio Valdés (1853-1938) asturiano él y gran novelista. En Avilés (Asturias, España) se encuentra en su honor el teatro “Palacio Valdés”. Cuando fue elegido miembro de la Real Academia Española los diarios publicaron su retrato, el camarero que lo atendía reconoció a su asiduo cliente y le pregunto:
-¿Usted es este que ha salido en los diarios?
- Sí, soy yo.
- ¿Usted escribe novelas y esas cosas?
- Si
–Bueno, bueno –dijo el camarero- no se apure, cada uno se gana la vida como puede.
El primer libro de MVLL lo compré en 1979 editado por PEISA, tomo 7 de la Biblioteca Peruana (1973), esfuerzo editorial que, a precios módicos, nos dio la oportunidad a varios jóvenes de esos años de poder leer más que los textos de colegio ofrecían. En esa época MVLL no era bien visto por los militares.
En ese libro figuran “Los cachorros”, “Los Jefes”, “El Desafío”, “Día Domingo”, “El Hermano Menor”, “Un Visitante” y “El Abuelo”. Para los adolescentes de esa época los primeros títulos de MVLL eran sorprendentes ¡La rebeldía juvenil contra el poder! En la novela de MVLL “La ciudad y los perros” el examen que tiene que robar el personaje Cava es, precisamente, uno de química. El robo de ese examen es crucial en esa novela. Un escritor de estos tiempos escribiría el robo del examen de CTA, nada novelesco.
Muchos creen que los científicos odiamos o menospreciamos a la literatura. Eso no es cierto. Recuerdo que cuando hacia las investigaciones para obtener la tesis de la maestría en química leía “El Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra. Es que muchas de las reacciones que hice duraban horas y mientras esperaba a que acabasen leía algunos papers de química y también avanzaba con la lectura de “El Quijote de la Mancha”.
Cuando hice el doctorado en España en el laboratorio hacía varias cosas que no tenía tiempo de leer libros. Pero si, al regreso al piso (departamento) y más los domingos, luego de leer el diario ABC “devoraba” algunos libros que, por cierto, eran más baratos que en el Perú. Junté tantos libros que cuando regresé al Perú tuve que enviar dos cajas por barco.
En el discurso de MVLL “Elogio de la lectura y la ficción” dado en Estocolmo el martes 7 de diciembre, hay un párrafo que no espera escuchar, pero que siempre es bueno recordar. Algo que muchos peruanos ignoramos o los que lo sabemos no queremos darnos por aludidos. Copio el párrafo:
La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticada, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas criticas, para ser justas, deben ser una autocritica. Porque, al independizamos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.
El abuso contra los indígenas, bueno tanto de la sierra como los de la selva, estos últimos siempre olvidados, es puesto en su discurso no como queja amarga, sino más como una denuncia. Una denuncia permanente en que los de Lima, Quito, La Paz, Santiago, Buenos Aires, Caracas, etc. nunca hemos resuelto, ya que siempre hemos mirado para otro lado.
MVLL no sólo es un escritor. Es un intelectual que cuando hay que hacer una denuncia él la hace. Cuando se vulnera un derecho, él sale (caso Hugo Blanco). Cuando emerge una dictadura, él la denuncia (caso Cuba en los inicios). Cuando un gobierno comete ciertas prepotencias (caso museo de la Memoria) el con osadía no la silencia. Más que un escritor parece la conciencia del Perú o de la Latinoamérica.
La dedicación al trabajo en la literatura de MVLL es ejemplar. En el programa Nobel Minds en la BBC World, donde Matt Frei entrevistó a los ganadores del Nobel de este año, desde la Biblioteca Real de Estocolmo, ellos manifestaron que cuando trabajaban no pensaban en ganar el Nobel. Tan solo Akira Suzuki (el que gano el Nobel de Química) dijo que él había soñado ganando ese preciado premio. Uno de ellos dijo que su trabajo del día a día casi siempre transcurre de manera aburrida salpicado por pocos momentos de felicidad, casi suprema, cuando lo que esperaban salía bien. Pues esos pocos momentos son los que les animan (son el combustible) para seguir adelante.
Recuerdo que cuando MVLL se presentó a las elecciones del año 90 durante su campaña visitó San Juan de Lurigancho, tuvo su mitin por San Hilarión, cerca de Los Postes. Tas conocer que allí estaría MVLL tomé mi bicicleta y raudamente fue al mitin, pero llegué tarde. Apenas pude ver a una multitud dispersada que iba hacia la Av. Próceres de la Independencia. Allí aprecié un hecho que siempre recordaré toda mi vida. Una dama que había asistido al mitin, recogía para un recuerdo del suelo un volante dejado por los organizadores, pero lo hizo con un gesto esperanzador, en su rostro y ojos se reflejaba que más que asistir al mitin por compromiso, consternada quería salir de esa situación desesperanzadora, desastrosa, caótica que nos dejaba como cortesía el primer gobierno de García. Y se veía que para ella MVLL representaba la única persona con opción para gobernar el Perú y sacarnos del caos en que estábamos. Ese rostro expresó todo eso y más.
Como sabemos MVLL no ganó las elecciones. A la larga quizás eso fue mejor para él y no tanto para nosotros. Aunque no se podría decir que MVLL hubiera gobernado con excelencia el Perú, ya que la gente que acompañaba no era de confiar, de hecho, muchos luego le dieron la espalda y se aliaron con Fujimori. Ahora Fujimori está preso y MVLL gana el Nobel. Pero de todos modos hubiéramos tenido un presidente honrado, algo que en el Perú es raro, salvo Belaunde, Bustamante y Rivero o Castilla.
Sería paradójicamente alentador que el hombre que escribió a través de Santiago Zavala en “Conversación en la catedral” ¿en qué momento se había jodido el Perú? sea, probablemente el peruano que tras ganar el premio Nobel, inicié el momento en que por fin el Perú pueda componerse. En el futuro cuando nuestros nietos o bisnietos preguntasen ¿en qué momento se arregló el Perú? La respuesta obvia sería: cuando MVLL ganó el Nobel.
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