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domingo, 4 de abril de 2010

Creer o no creer

Luego de leer el libro Sobrenatural ¿Por qué creemos en lo increíble? he seguido buscando información relacionada al tema y me topé con un video del programa redes de TVE titulado ¿aún creyendo en cosas extrañas? Allí entrevistan a Michael Shermer que tiene videos interesantes en youtube.

Muchas personas creen a rajatabla cuando le dicen la famosa frase “está científicamente comprobado”. En las calles de Lima a uno le pueden vender un preparado de medicina naturista y le dicen que cierto científico dijo que cura el cáncer y añaden que la ciencia "respalda" el producto que expenden.

Otro loco sale con se acerca el fin de mundo, señala con la seguridad del ignorante convencido que tal hecho ocurrirá en el 2012 argumentando que así lo dice el calendario Maya. Además señala que está respaldado por cierta investigación realizada por ciertos científicos de la Nasa, lo cual, obviamente, es mentira.

Un científico necesitará pruebas. Sería ridículo pedirle al vendedor naturista que le muestre el “paper” donde señale que el tal preparado cura el cáncer. A lo sumo, el vendedor podría mostrar un recorte periodístico amarillento de algún diario chicha sensacionalista.

Extrañamente hay gente que cree en la ciencia y muchos bribones se aprovechan de esa debilidad. Digo extrañamente ya que en la ciencia no se cree, sino que se postula, demuestra, experimenta, confronta, refuta, comprueba, concluye, etc. Ningún científico postulará algo y dirá a sus pares: “les ruego que me crean”. Asimismo, no es de esperar que algún fanático religioso base parte de su creencia en la ciencia y, con ella, intente convencer a otras personas. Sin embargo, a diario se leen artículos como el de la llamada cienciología o el denominado diseño inteligente.

Hay gente que cree en diversas religiones, pensamientos místicos, en ángeles y demonios o en la vida en el más allá. El creer o no creer es una opción que tiene todo ser humano. Lo detestable es que algunas personas se aprovechen de otras que tienen fe para estafarlos. Las creencias son propias del ser humano y amalgaman a las sociedades, pero también existe la opción de no creer. Lo malo es cuando una sociedad obliga e incluso prohíbe el creer o no creer. Allí es donde le quitan una de las prerrogativas a todo ser humano, su libertad de creencia.

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