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viernes, 27 de noviembre de 2009

Nuevo contrato social universitario

Hace unos días leí en la revista Nature ( Vol 462/12 november 2009) el artículo de opinión titulado Universities need a new social contract de Indira V. Samarasekera (president and vice –chancellor of the University of Alberta, Canadá).

Samarasekera señala que es tiempo de construir un nuevo contrato social entre las universidades que realizan investigación con su contraparte pública y privada, con el fin de que ellas promuevan la investigación básica y alienten el trabajo dirigido a encontrar soluciones a determinados problemas. Parta ello es necesario establecer un mecanismo de financiamiento de esas investigaciones.

Cita el caso de naciones como USA que destina US 16 mil millones y de Canadá con 2 mil millones de dólares a financiar las llamadas solution-driven research (investigaciones dirigidas a encontrar soluciones a determinados problemas) en áreas específicas. Por otro lado, los académicos están preocupados por la posible devaluación de la investigación básica en ciencia en contraparte con las investigaciones dirigidas a encontrar soluciones a determinados problemas. Acorde con Samarasekera la investigación básica es la parte crucial de la educación universitaria y debería seguir con esa misión que ha logrado avances importantes tanto al conocimiento humano como a los principales éxitos comerciales.

Esta brecha entre la investigación básica y la investigación dirigida a resolver problemas es necesaria que sea resuelta para bien de ambas. Samarasekera propone un nuevo contrato social en la que se establezca un proceso de financiamiento adecuado para ambos tipos de investigación para evitar el desmedro de una de ellas.

Samarasekera también plantea que en vez de competir por los fondos las universidades y empresas se unan y trabajen conjuntamente ya que el futuro los proyectos de investigación son interdisciplinarios, interinstitucionales e internacionales. Por ejemplo, temas como energía, cambio climático, alimentos, medicina, entre otros, son globales, los esfuerzos individuales ayudan muy poco a resolver estos problemas.

En nuestra querida América Latina sucede lo mismo. Países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia entre otros, realizan investigaciones, por ejemplo sobre alimentos, cada uno por su cuenta. En el Perú e incluso dentro de una misma institución las investigaciones se realizan descontroladamente, de manera desarticulada y, algunas veces, hay duplicidad de esfuerzos, dinero y tiempo.

Ante un problema global la solución más lógica es una solución global. El esfuerzo conjunto bien articulado, con reglas y responsabilidades claras entre los países, entes internacionales, interinstitucionales e interdisciplinarios es un camino viable que resolverá muchos problemas que afectan a la humanidad.

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