Desde hace años que me dedico a
la seguridad química he percibido y comprobado que en nuestro país como en los
otros países de Latinoamérica carecemos de la cultura de la seguridad y muy en
especial el relacionado a las sustancias químicas.
El uso indiscriminado de
sustancias químicas tanto en la minera informal e ilegal (que son dos cosas diferentes)
como en las pirotécnicas peruanas es realmente preocupante. En ambos son
comunes: las manipulaciones inadecuadas, el almacenamiento inapropiado y el
transporte temerario.
Debe quedar claro que una
sustancia química en sí no es ni mala ni buena, es tan sólo una sustancia
química. Por ejemplo, el dióxido de carbono es una sustancia que, generada en
grandes cantidades por la quema indiscriminada de combustibles fósiles, causa el
efecto invernadero. Pero por otro lado, la presencia de este gas en nuestra
atmósfera en una concentración apropiada hace que nuestro clima no sea tan
frío.
En realidad no se deberían
prohibir los actos con productos pirotécnicos ya que los fuegos artificiales es una
costumbre muy arraigada en nuestro país, muy en especial en nuestra sierra. Lo
que debe hacerse es regular efectivamente su comercialización, uso y
transporte. En el caso de los
pirotécnicos propongo que al igual que algunos países de Europa solo los municipios
realicen actos con esos materiales.
Funcionaría así. Si hay un evento
(patronal, cívico, fiesta religiosa, etcétera) nadie podría comprar en la calle
o tiendo alguna artículos pirotécnicos, sólo el municipio podría contratar los servicios
de
una empresa registrada y autorizada por la Dirección General de Control de
Servicios de Seguridad, Control de Armas, Munición y Explosivos de Uso Civil –
DICSCAMEC del Ministerio del Interior. Esta empresa realizará el servicio de pirotecnia bajo
ciertas normas de seguridad.
Es claro que hay una mafia que se
dedica a la venta ilegal de estos artefactos pirotécnicos, que la policía nacional
no tiene tantos efectivos ni los medios para controlar esos productos, que los
municipios son incapaces de controlar su venta ambulatoria, que existen
ciudadanos irresponsables que los compran aún sabiendo de los peligros y que
hay otros que irresponsablemente los venden.
Ahora bien, muchas personas culpan
a la policía por no controlar el uso indebido de pirotécnicos. Pero no toda la
responsabilidad recae en ellos. Gran
culpa la tienen los que las comercian ilegalmente y también aquellas
personas que comprar esos productos. Si
nadie comprara calaverón, rata blanca, mama rata, chocolate, bin laden, avión
de perlas, cohetecillos, chapana, jala pita, bombrada, tronador, etcétera, pues
no habría negocio. La gente sabe que los
pirotécnicos son peligrosos, pero aún así los compra, ellos a mi entender son
los más culpables y el problema se resolvería si esas personas fueran educadas.
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