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sábado, 22 de octubre de 2011

La venta ilegal de pirotécnicos: un problema de nunca acabar



Desde hace años que me dedico a la seguridad química he percibido y comprobado que en nuestro país como en los otros países de Latinoamérica carecemos de la cultura de la seguridad y muy en especial el relacionado a las sustancias químicas.

El uso indiscriminado de sustancias químicas tanto en la minera informal e ilegal (que son dos cosas diferentes) como en las pirotécnicas peruanas es realmente preocupante. En ambos son comunes: las manipulaciones inadecuadas, el almacenamiento inapropiado y el transporte temerario.

Debe quedar claro que una sustancia química en sí no es ni mala ni buena, es tan sólo una sustancia química. Por ejemplo, el dióxido de carbono es una sustancia que, generada en grandes cantidades por la quema indiscriminada de combustibles fósiles, causa el efecto invernadero. Pero por otro lado, la presencia de este gas en nuestra atmósfera en una concentración apropiada hace que nuestro clima no sea tan frío.  

En realidad no se deberían prohibir los actos con productos pirotécnicos  ya que los fuegos artificiales es una costumbre muy arraigada en nuestro país, muy en especial en nuestra sierra. Lo que debe hacerse es regular efectivamente su comercialización, uso y transporte.  En el caso de los pirotécnicos propongo que al igual que algunos países de Europa solo los municipios realicen actos con esos materiales.

Funcionaría así. Si hay un evento (patronal, cívico, fiesta religiosa, etcétera) nadie podría comprar en la calle o tiendo alguna artículos pirotécnicos, sólo el municipio podría contratar los servicios   de una empresa registrada y autorizada por la Dirección General de Control de Servicios de Seguridad, Control de Armas, Munición y Explosivos de Uso Civil – DICSCAMEC del Ministerio del Interior. Esta empresa  realizará el servicio de pirotecnia bajo ciertas normas de seguridad.

Es claro que hay una mafia que se dedica a la venta ilegal de estos artefactos pirotécnicos, que la policía nacional no tiene tantos efectivos ni los medios para controlar esos productos, que los municipios son incapaces de controlar su venta ambulatoria, que existen ciudadanos irresponsables que los compran aún sabiendo de los peligros y que hay otros que irresponsablemente los venden.

Ahora bien, muchas personas culpan a la policía por no controlar el uso indebido de pirotécnicos. Pero no toda la responsabilidad recae en ellos. Gran  culpa la tienen los que las comercian ilegalmente y también aquellas personas que comprar esos productos.  Si nadie comprara calaverón, rata blanca, mama rata, chocolate, bin laden, avión de perlas, cohetecillos, chapana, jala pita, bombrada, tronador, etcétera, pues no habría negocio. La gente  sabe que los pirotécnicos son peligrosos, pero aún así los compra, ellos a mi entender son los más culpables y el problema se resolvería si esas personas fueran educadas.

Como la sociedad peruana, al igual de que otras de Latinoamérica, carece de una cultura de la seguridad, las muertes y accidentes serán tristes noticias de cada día. Tan sólo una sólida educación de las nuevas generaciones de peruanos, educados tanto por el sistema educativo como por sus padres, en cuestiones de seguridad y prevención de desastres naturales, así como los relacionados con peligros químicos y biológicos debido a la actividad industrial, podrá acabar con este círculo viciosos que nos desangra cada día.              

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