Muchas personas se extrañan de leer en Facebook o Twitter comentarios racistas e insultos, pero esto es común en las conversaciones de muchas personas en el Perú. No es novedad, nada más que ahora se ha extendido en las redes sociales.
En el caso de Facebook y Twitter muchas personas se escudan cobardemente en el anonimato ya que muchas veces no ponen su nombre real ni menos su foto y se dedican a insultar y escribir comentarios racistas a diestra y siniestra.
He visto también que algunos comentarios insultantes y racistas en los portales de los medios de comunicación a vista y paciencia de los administradores de esos portales Web, quienes deberían moderar esos comentarios.
Esto ocurre porque sencillamente es más fácil insultar que pensar, razonar, reflexionar o sustentar una idea por escrito. Muchas veces nos quejamos de nuestros políticos, pero también hay electores que tienen un nivel intelectual y de decencia muy bajo.
Asimismo, muchos comentarios en la red muestran un nivel peligroso de intolerancia. Primero hay que entender que no todos pensamos igual, nuestras experiencias de vida son diferentes y esto puede enriquecer un debate. La incapacidad de muchas personas de no comprender al otro hace que reaccionen con el hígado y no toleren un pensamiento o accionar diferente al suyo.
En nuestro país el odio al que tiene más, el desprecio al que tiene menos son moneda de cada día. La mirada despectiva o humillante de un grupo social al otro ocurre en los centros comerciales, en los restaurantes, discotecas, en los buses y hasta en nuestras casas. Síntomas, como ya dije en otra entrada de este blog de que somos una sociedad enferma.
El carga montón que le han hecho a Mario Vargas Llosa por sus declaraciones es una muestra del nivel de intolerancia tan alto que nuestra sociedad peruana ha llegado. Hasta el Cardenal le ha dicho: “No diga a los peruanos por quién votar” y “hay que ser un poquito más serios y no simplificar la verdad”. Lo curioso que semanas antes este mismo personaje dijo de MVLL: “Es un hombre que predica la libertad, la democracia y predica con un espíritu valiente y abierto”
De acá a unos días aparecerán artistas, intelectuales, deportistas y otros personajes públicos que apoyarán a uno u otro candidato a la presidencia del Perú. Hay que respetar sus opiniones y convicciones.
Estoy harto de recibir correos y mensajes en contra de un candidato o candidata. Lo peor que ni siquiera están bien sustentados y tan solo se basan en conjeturas que fácilmente pueden ser rebatidas razonablemente. En vez de ello deberían enviar mensajes a favor de su candidato, exponer y sustentar algunas de esas propuestas. Pero claro, lo más fácil es denigrar al otro.
Se supone que la gente que usa Internet y está en las redes sociales han ido al colegio y muchos han pasado por la universidad. Por ello, es de esperar que esas personas sean educadas y, por esa condición, deberían dar mensajes serenos, mesurados, cultos, llenos de argumentos debidamente sustentados y razonables en contra o a favor de una propuesta.
La tolerancia, que es el respeto a las ideas y creencias de otras personas diferentes y contrarias a la nuestra, es una tarea pendiente en el Perú. Recordemos que nuestra constitución valora y defiende la libertad de pensamiento no la del insulto.
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