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sábado, 2 de junio de 2012

¿Qué tipos de científicos hay en el Perú? ¿ Buenos, malos o locos?


Casi siempre escucho en los medios de comunicación que los buenos científicos peruanos están en el extranjero y sólo los malos y locos se quedan en el Perú.  Bueno, que yo sepa no ha existido un estudio serio donde se demuestre claramente esa hipótesis.  

No trataré en esta entrada de hacer un estudio profundo de la clase de científicos que hay en el Perú, pero por mi experiencia y conocimiento de algunos de ellos puedo hacer un ejercicio mental para sustentar que muchos son buenos y otros son malos, pero ninguno es loco.

Conozco casos de algunos peruanos que luego de obtener el grado de doctor regresaron al Perú con el fin de trabajar en alguna empresa y aportar al desarrollo nacional. Pero sucede que, en general, a la empresa privada peruana le interesa “un pepino” tener a un doctor en ciencias (físicas, químicas, biológicas o matemáticas).  Las típicas respuestas de los empresarios peruanos es: ¿Para qué?  Pero si acá no tenemos dinero ni tiempo para investigar y  seguro querrá cobrar mucha plata. Para estas empresas consideran como la mejor opción  contratar un técnico que a un científico. Con una visión a corto plazo a estas empresas les conviene más un técnico que un investigador, pero con una visión de largo plazo un grupo de científicos innovadores les sería de mucho provecho, no sólo para esa empresa mejore sino que sobreviva a la competencia.  

No conozco a algún doctor en ciencias que trabaje como investigador en alguna empresa privada peruana, si lo hay, agradeceré mucho decírmelo. Podría haber uno o dos, pero no como el caso de una empresa innovadora estatal brasileña que tiene un 60 % de su personal  a científicos, cosa impensable siquiera en las empresas privadas peruanas.

Al no conseguir trabajo en una empresa el recién graduado de doctor va a su alma mater. Lo recibe las autoridades y le dicen que no hay presupuesto cuando en realidad si lo tienen. Lo que estas mediocres autoridades no le dicen, es que un profesor con el grado de doctor puede ocupar ciertos cargos importantes en la universidad, pero como hay un “círculo de profesores universitarios privilegiados”   que siempre ocupan esos cargos, les molesta mucho la competencia y tratan por todos los medios de alejar a sus posibles “amenazas” de mil y unas maneras.

Por terquedad o perseverancia algunos de estos doctores pueden entrar a trabajar en su alma mater o en otra universidad. Pero una cosa en entrar y luego lo que se hace allí. Se verá sometido, salvo excepciones, al dictado de una excesiva cantidad de cursos, un número grande de alumnos, trabajos administrativos y con el  poco tiempo que le queda deberá hacer su investigación.

Al planificar su investigación el científico peruano se dará cuenta que no sólo le falta tiempo para dedicarse a su laboratorio, sino que también dinero, infraestructura, equipos y reactivos. Deberá buscar con todas sus fuerzas y talento los recursos para realizar su investigación, así como  convencer a las autoridades que “como un favor” le  proporcionen los medios para realizar su investigación.  Si hay que comprar un equipo o reactivo  se dará cuenta que el costo puede ser más del doble de los que vale en Europa o USA.   

El científico peruano buscará ver quién le financia sus investigaciones. Ni hablar de la empresa privada. El estado peruano tan solo tiene programas de subvenciones a través del CONCYTEC y  de algunas universidades. No es como en USA o Europa donde existen varias instituciones públicas y privadas a las cuales uno puede solicitar una subvención económica. 

Si logra quitarles tiempo a su familia y amigos el científico peruano se dedicará a realizar su investigación a la par que hace su trabajo de docencia y administrativo que la universidad le encomiende. Tras algunos años desarrollará una línea de investigación exitosa. Pero antes habrá fracasado ya que los temas de investigación que uno proyecta no todos son exitosos, toda investigación científica está plagada de fracasos, eso es lo normal aquí y en el extranjero.

Tras mucho esfuerzo logrará publicar sus investigaciones en una revista nacional donde los requerimientos no son muy estrictos, pero algo es algo. Si tiene relaciones con universidad o centros de investigación del extranjero podrá incrementar el rigor de sus investigaciones y si, podrá enviar su artículo a revistas extranjeras.

Si el producto de su investigación tiene una aplicación industrial probable se le puede ocurrir patentar su trabajo. Para ello deberá ir al INDECOPI  y realizar todo el trámite administrativo y responder los cuestionamientos de los peritos. Si lo hace y no hay inconvenientes tendrá que pagar cada cierto tiempo una cantidad de dinero para mantener la patente. Pero si tiene la mala suerte que tuvo un colega químico al cual le han asignado “peritos” a gente que recién ha egresado de la universidad, tendrá muchos problemas.

Si este científico exitoso cuando digan en círculos de amigos que sólo un loco o un mal científico se queda en el Perú, obviamente se indignará, ya que el no es ni loco ni es malo.

Por otro lado sucede que el recientemente graduado doctor en ciencias regresa al Perú y pronto se desamina por las condiciones adversar que tiene para investigar. No le queda otra que dedicarse a trabajos administrativos y docencia universitaria. Otros se dedicaran a trabajos para los cuales no fueron capacitados, pero que son rentables. Si le gusta y es bueno en lo que ahora hace está bien, pero si vive atormentado y resentido porque no investiga será infeliz toda su vida.     

Hay varias razones por las cuales un buen científico vive en el Perú y no en el extranjero. Puede ser que le guste el clima de la ciudad donde vive,  que es más feliz al estar con su familia, que tiene un grupo de amigos entrañables, que la forma de vida en el Perú sea más tranquila que en USA o Europa, que sienta un gran amor por su patria, que sienta que está retribuyendo a sus compatriotas la educación que le brindaron, entre otros.

Cuando estuve en Europa conocí a algunos científicos  peruanos que trabajan allí y trabé amistad con uno de ellos.  Me invitó a cenar con su familia, su esposa era europea y su hijos también, aparentemente todo iba bien.  Ya después de algunos tragos y que su esposa e hijos se fueron a dormir, mi amigo comenzó a llorar, entre sollozos me confesó que extrañaba mucho al Perú, a su familia y amigos, al clima apestoso de Lima y sobre todo la comida. Me contó que antes de dormir pensaba ¿cómo no despierto en el Perú?  Esta experiencia tuvo un profundo impacto en mi persona. Yo me dije; no puedo vivir como él, aparentemente contento, pero en el fondo del alma con una tristeza profunda. Uno tiene que vivir, aunque gane poco o no se desarrolle científicamente en un lugar donde esté contento ya que la felicidad no tiene precio. Esa fue una de las razones por las cuales estoy en el Perú. 

Normalmente, un científico peruano en el extranjero es uno más dentro de un grupo de investigadores. Pero  en el Perú es el “señor  científico”. Su rol y reconocimiento de la sociedad peruana es mucho mayor que el que recibiría en el extranjero. En otro país es el “peruano”.  En general la sociedad (peruana y de otros lares) reconoce y admira a sus científicos aunque no tenga mucha idea de los grandes aportes o el impacto de las investigaciones que ellos realizan.    

Existen pocos casos, pero los hay, de científicos peruanos que han llegado a ser lideres de buenos grupos de investigación extranjeros.  Existen otros que se han dedicado con gran éxito a trabajar  e investigar en empresas internacionales.   

Si hacemos un ejercicio mental de poner a un típico científico peruano exitoso que trabaja en condiciones desfavorables en nuestro país y lo llevamos al extranjero con mejores condiciones  es casi seguro que realizará una labor mucho más productiva porque está acostumbrado a trabajar en la adversidad.  

El famoso dicho, sin fundamento alguno, que los científicos malos se quedan en el Perú no es cierto. Como todo en la vida; hay buenos y malos, tanto en nuestro país como en el extranjero. Tampoco son locos. La caricatura del científico loco es una ridiculización, es un estereotipo  producto de una simplificación  prejuiciosa, nada que ver con la realidad.


domingo, 29 de abril de 2012

Es buena idea que tanto el estado peruano como la empresa privada dirijan la inversión en ciencia y tecnología



Hace unos días leí sorprendido el editorial de El Comercio titulado “Tectanic. Es mala idea que el estado dirija la inversión en tecnología” aparecido el miércoles 11 de abril de este año. 

Yo creí que era un titulo irónico y que el texto del editorial  se iba a contradecir con titulo, pero no. No sé lo que pasa en ese diario limeño, pero este año algunos editoriales y contenidos de la sección opinión no han sido preparados  con el rigor periodístico que se merecen y otros han sido desatinados. 
 

El editorial señala: “Al contrario de lo que supone  el gobierno, para que en el Perú se produzca más investigación no necesitamos más Estado”.  Bueno la verdad es que hasta ahora  el gobierno de Humala no  ha mostrado ningún interés en la investigación científica ni mucho menos establecido una política sobre ciencia y tecnología. Así es que por el momento, los científicos peruanos pensamos que el gobierno actual no supone, ni tiene idea ni planes sobre investigación científica, es un tema que no aparece en su agenda.

Párrafos más adelante señala el editorial: “Lo que inevitablemente sucederá es que el Estado invertirá a ciegas, sin información, arriesgándose a colocar el dinero de todos en proyectos poco sensatos o, incluso, inútiles. Salvo que, para apoyar a la ciencia, el gobierno esté dispuesto a consultar a un adivino.” Me pregunto qué hubiese pasado si en 1961 ante la  propuesta del presidente John F.  Kennedy: Creo que esta nación debe de enfrentarse al reto, antes del final de esta década, de hacer que un hombre aterrice en la luna y de traerlo a salvo de vuelta”,  la prensa de ese país se hubiera opuesto y expresado, acorde con la línea capitalista, que eso no compete al Estado, sino más bien a la empresa privada que es la que más conoce el proceso productivo y sabe como satisfacer mejor a sus consumidores. De hecho eso  hubiera impedido  que el Congreso de USA aprobase el presupuesto del programa de vuelos tripulados Apolo cuyo costo fue de 25 400 millones de dólares y de todo lo que aportó a la humanidad esa inversión del Estado Americano.   

Si bien es cierto que en los países desarrollados más invierten  las empresas privadas que el Estado en lo que respecta a investigación científica y tecnológica,  este último nunca se inhibe de participar. Cuando uno ingresa a los portales Web de los ministerios de esos países hay varios links para postular a subvenciones que esos estados ofrecen a los investigadores.

Pero no todo lo expresado en este editorial está equivocado. Por ejemplo: “Pero no es necesario especular tanto sobre lo que podría hacer mal el Estado con mayores recursos y más burocracia. Basta ver lo mal que lo ha venido haciendo hasta hoy. Las regiones, por ejemplo, reciben S/.1.100 millones para investigación producto del canon. Buena parte de este presupuesto no se ejecuta y se añeja en sus cuentas bancarias. Y es un evento casi milagroso que las universidades públicas que reciben recursos para realizar investigación logren una patente exitosa. E, incluso, existen ejemplos real-maravillosos de a que finalidades destinan estas instituciones los recursos que si usan, como el de la Universidad Nacional del Altiplano, que utilizo parte de ellos para financiar un restaurante de pollo a la brasa.”

Es cierto que las regiones hacen, en general, mal uso del dinero del canon en especial el destinado a investigación. Pero eso se debe a que primero, no existe una cultura de investigación e innovación no sólo en las regiones sino también en Lima. Segundo, los funcionarios no saben qué es investigación o innovación ni su importancia a la economía regional. Tercero, muy pocas personas saben gestionar los fondos destinados a la ciencia y tecnología. Cuarto, no existen en las regiones ni medianos o pequeños centros de investigación, tan solo individualidades que contra viento y marea realizan una titánica labor de investigación.

Muchas veces se cree que con poner a un renombrado científico para que gestione los recursos destinados a investigación ya el asunto se soluciona. Pero muchas veces eso no funciona, porque ese científico ha sido preparado académicamente para investigar, no para gestionar o administrar una institución que apoye a la ciencia. Por ello, se requiere no sólo científicos o tecnólogos, sino también administradores en ciencia y tecnología quienes ocupen cargos importantes, tanto en el gobierno nacional como en los regionales. Por eso recomiendo que las universidades formen no solo profesionales para administrar empresas, sino también en administrar instituciones privadas o públicas para el desarrollo de la ciencia y tecnología.

Hay otra parte del editorial con el que estoy de acuerdo: “El Estado podría, por ejemplo, crear incentivos tributarios para aquellas compañías que demuestren invertir en este tipo de proyectos. Podría también reducir los costos administrativos y tributarios para las empresas extranjeras de tecnología que decidan tener sus centros de investigación en el Perú. O permitir que las empresas tengan la posibilidad de cambiar parte del pago de sus impuestos por inversión en proyectos de investigación desarrollados, por ejemplo, por universidades. Todos estos esquemas permiten que sean aquellos con mejores incentivos e información los que escojan a donde destinar los recursos para investigación.”

El crear incentivos tributarios para que la empresa privada destine fondos  para la investigación si creo que debe dar buenos resultados, siempre y cuando existan científicos y universidades que sepan trabajar al nivel de la empresa. Mucha veces la lentitud de los trámites en las universidades y la falta de incentivo económico al investigador, eso sumado a que muchos empresarios no comprenden que una investigación es diferente a una producción hacen que el primer contacto empresa-universidad sea desastroso y desalentador.

En empresario americano sabe que al invertir, por ejemplo; un millón de dólares por cada uno de  diez proyectos de investigación, nueve de ellos seguro fracasarán, pero el éxito de tan solo uno de los diez le reportará una ganancia con lo cual no sólo recuperará los 10 millones de dólares invertidos en esos 10 proyectos sino que tendrá dinero suficiente para seguir invirtiendo en investigación.  En el último CADE (2011 realizado en el Cusco) el profesor Scott Stern del MIT Sloan School and NBER disertó el tema "The Innovation Challenge for Perú: Lessons from MIT and Beyond”  y al final de su discurso hizo un reto a los empresarios peruanos que extrañamente ningún medio de comunicación mencionó. Stern propuso que los empresarios peruanos financiaran proyectos pequeños de innovación  con presupuestos de 100 000 dólares que trabajasen en conjunto con investigadores de universidades y que dentro de un año Stern volvería al Perú para ver los resultados. Que yo sepa hasta ahora ninguna empresa ha tomado esa propuesta.    

Es curioso que los científicos e instituciones científicas peruanas no hayan salido a refutar semejante desatino editorial de El Comercio. Tan sólo Modesto Montoya en ese mismo diario (el 28 de abril) y el Dr. Roger Guerra-García, presidente de la Academia Nacional de Ciencias  en una ceremonia de esa institución han expresado su malestar públicamente.  A diferencia de lo que ocurre en el campo del arte o de las letras, donde seguro a los pocos minutos ya la gente estaría protestando y ridiculizando un editorial tan desatinado como este.   

El banco HSBC publicó el estudio “El Mundo al 2050” donde coloca al Perú en el puesto 26 entre las 30 economías más grandes del mundo que serían en ese año. Si pretendemos llegar a esa meta, necesitamos desde ya una política estatal práctica y realista en ciencia y tecnología, mayor cantidad y calidad de investigadores y centros de investigación, muchos administradores en ciencia y tecnología, técnicos altamente especializados y una eficiente y eficaz interacción empresa-estado-universidad-sociedad.          

domingo, 25 de marzo de 2012

EL PRIMER DÍA EN LA UNIVERSIDAD



Siempre recordaré el primer día que de clases en la Facultad de Química e Ingeniería Química en la UNMSM, fue por el segundo semestre del año 1981. En ese tiempo éramos como 2,000 alumnos en la FQIQ y habíamos ingresado 100 de química y 200 de ingeniería química (más unos cuantos por empate de puntos).

El primer semestre en la vida universitaria es decisivo.  Una nueva atmósfera; la universitaria, donde parece que cada persona sabe o al menos  cree saber lo que tiene que hacer. El ingresante dubitativo ve sorprendido a los profesores de paso apurado, a sus compañeros de años superiores en sus cosas, a las autoridades que les sonríen. Los cachimbos, que ya pasaron la alegría del ingreso, quedan atónitos  ante la vorágine de la matrícula y el comienzo de clases y desorientados en las inscripciones de los laboratorios.  Apenas pasan unos días y ya comienzas los exámenes, ¿cómo será? ¿Qué nos preguntarán? ¿Seré capaz de aprobar ese curso que no entiendo?

El inicio es chocante, ya que pasar del colegio a la universidad es todo un cambio. No solo de amigos, sino también de sistema de enseñanza y también de aprendizaje. Los que eran primeros puesto en el colegio ahora sufren las evaluaciones. Como uno no tiene un método de aprendizaje muchas veces fracasa y reprueba sus cursos. En el transcurso de poco tiempo cada uno, mediante prueba y error, hace lo que puede por conseguir su método. Unos aprenden más escuchando, otros leyendo.  Mi método era el típico, escuchar lo más atento posible las clases del profesor y tomar notas, luego correr a la biblioteca para sacar todos los libros donde se mencionara el tema de clases y tomar nuevas notas, regresar a mi casa y leer mis libros. No sé porque, pero nunca pude estudiar en la biblioteca ni en las aulas, solo en mi casa.

Al pasar los años fui perfeccionando mi método y pasé a leer las revistas de química muchas de ellas en inglés, donde encontraba más información y con mayores detalles. Aquí tuve una ventaja ya que en los primeros dos años de estudios universitarios había estudiado paralelamente ingles en la PUCP. Eso me sirvió de mucho.  Claro que en ese tiempo no había Google, pero de haber existido hubiera sido de gran ayuda.

Cuando perfeccioné mi método ya en cuarto año, no me preocupaba por pasar el curso sino por alcanzar la máxima nota posible. De hecho iba a aprobar el curso, tan solo me preocupaba la nota de aprobación. Muchas veces me llamaban compañeros para que yo formara parte de su grupo de estudios, aunque a veces no me agradaba mucho porque algunos no aportaban nada. Con el tiempo consolidé un grupo de estudios; amigos con intereses iguales al mio. 

Conocí compañeros más inteligentes que yo, pero por motivos económicos o familiares tuvieron que abandonar sus estudios universitarios. Otros ya cansados de reprobar continuamente se fueron paulatinamente de la universidad. No era fácil estudiar en una universidad estatal por los 80, donde el terrorismo estaba en apogeo, la hiperinflación era nuestro pan de cada día y teníamos gobernantes corruptos (bueno siempre  los hay). Creo que de 100 ingresantes solo 20 acabamos.     

El éxito de los estudios universitarios depende mucho del apoyo familiar. Unos padres que te de tranquilidad y los medios para estudiar.  También depende de la alimentación, un adecuado balance de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales, agua,  etcétera son imprescindibles.    

Hace unos días compré el libro de Jorge Basadre “Materiales para otra Morada”, Editorial Librería la Universidad, 1060, Buenos Aires, Argentina que en la página 166  encuentro un texto importante:

EL CONTACTO ENTRE EL ESTUDIANTE Y LA UNIVERSIDAD
Cuando un joven (o una joven, ya que el número de mujeres está aumentando en forma impresionante en las aulas cada año) decide dedicar cuatro, o cinco, o siete, o nueve años a la vida universitaria, ¿qué se propone?  Se propone, por lo general, alguna de estas tres cosas o las tres en proporción variable: adquirir cierto número de conocimientos que le permitan luego obtener un grado y un título y una renta adecuada, trabajando gracias a ellos; encontrar medios y ocasiones para desarrollar sus aptitudes y capacidad latentes; prepararse para desempeñar su propio papel de acuerdo con su valer, como miembro de la colectividad o como ciudadano.

Surge allí un contrato (tácito porque no hay, por lo general, quien se encargue de  hablar a su debido tiempo acerca de esas cosas). El estudiante adquiere el derecho de que se le den los conocimientos, los medios y las ocasiones, en razonable cantidad para el cumplimiento de dicho objetivos. La universidad, por su parte, si bien con tal motivo reconoce perentorios deberes, por otra parte se ve premunida de ciertos derechos. Por ejemplo, adquiere el  derecho de exigir al estudiante una cuota de trabajo y una cooperación voluntaria pero sistemática dentro de la vida institucional. Ello implica, de un lado, profesores capaces, bibliotecas y laboratorios bien provistos, aulas cómodas, residencias. De otro lado, quiere decir estudios, prácticas, pruebas de aptitud, vale decir selección y autenticidad académicas.    

Y en la página 168 de libro:

OBJETIVOS UNIVERSITARIOS TRADICIONALES Y OBJETIVOS DENTRO DEL MUNDO DE HOY
c) La verdadera universidad requiere una atmósfera severa de trabajo y de estudio, empezando por sus pruebas de ingreso y acabando en sus grados doctorales y en los cursos para profesionales y graduados y de extensión cultural (sin prejuicio de que existan, al lado de ese plano, actividades deportivas, intelectuales o de sociabilidad que lo compensen con creces). A la vez necesita estar vitalizada  en nuestro tiempo por un vigoroso aliento democrático, en el sentido de que a las aulas puedan llegar y de que en ellas tengan oportunidad y facilidades para seguir adelante, orientándose en el sentido que su vocación indique, jóvenes capaces de todas las clases sociales y de todas las regiones geográficas, pero bajo la condición de que quieran, sepan y puedan trabajar.

Ojalá hubiera leído ese texto al ingresar a la universidad para poder comprenderla mejor. Ahora el estudiante tiene muchas facilidades que antes para no fracasar en sus estudios universitarios. Sin embargo, estudiar en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos es toda una valiosa experiencia, es un pequeño Perú, todos los pros y contras del Perú están aquí presentes, todas las sangres, todas las clases sociales, todas las tiendas políticas, todos sus problemas y soluciones.  

Recuerdo que en un viaje a Europa, tenía que hacer estadía en el aeropuerto de Heathrow de Londres y me encontré con una peruana. Conversando me enteré que ella trabaja limpiando  casas en Alemania y cuando me preguntó por mi le respondí que era un becado universitario. Para mi sorpresa me dijo: ¡Ah! eres culto. No pude conversar más con ella porque se me hizo un nudo en la garganta.  Allí comprendí que ser universitario es en realidad un privilegio. Muchos peruanos no tienen los medios ni siquiera para postular a la universidad (como aquella compatriota), otros la abandonan y pocos llegan a terminar y graduarse.  Estudiar en la universidad y, muy en especial, en San Marcos es en realidad un privilegio que muchos luego de graduarse y trabajar recién comprenderán y sentirán un nudo en la garganta y una fuerte emoción al igual que la sentí yo ese día en Heathrow. 

sábado, 3 de marzo de 2012

Consideraciones sobre el sistema de evaluación del aprendizaje de los estudiantes de la FQIQ-UNMSM


Primero debemos estar enterados que en nuestro país existe el Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria CONEAU que es uno de los órganos operadores del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa ( SINEACE), creado por ley N° 28740, el 19 de mayo del 2006, que tiene como entre sus principales objetivos, promover el desarrollo de los procesos de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Educación Superior Universitaria, así como contribuir a alcanzar los niveles óptimos de calidad en los procesos, servicios y resultados de la Educación Superior Universitaria, garantizando la calidad del servicio educativo en las universidades públicas y privadas.

El Consejo de Evaluación, Acreditación y  Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria  (CONEAU) tiene entre sus principales funciones definir los criterios  e indicadores de evaluación para el proceso de acreditación y certificación de las instituciones y programas de educación superior universitaria; aprobar las normas que regulan la autorización y funcionamiento de las entidades evaluadoras con fines de acreditación y certificación; fomentando una cultura evaluativa en las instituciones de Educación Superior Universitaria, publicando los resultados de las acciones de Evaluación, Acreditación y Certificación.

El domingo 11 de julio del 2010 apareció publicado en una separata especial  del diario oficial El Peruano los estándares para la acreditación de la carrera profesional de química (bajarlo en http://coneau.gob.pe/publicaciones/cat_view/15-direccion-de-evaluacion-y-acreditacion-dea/7-estandares-para-acreditacion.html?start=5).

De acuerdo con el CONEAU la formación profesional es por competencias. En otras palabras los estudiantes universitarios deben adquirir competencias, por tanto; el sistema de evaluación debe verificar si esas competencias se han adquirido, de  ser así al alumno aprueba, de lo contrario desaprueba.  Veamos algunos conceptos claves:

a.      Competencia.- Consiste en integrar y movilizar saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales para resolver problemas profesionales en forma autónoma y flexible en contextos determinados.
b.      Competencias laborales.- Son aquellas que adquieren las personas fuera de las instituciones educativas en su desempeño ocupacional.
c.       Competencias profesionales.- Son aquellas que adquieren las personas en la educación  cnico  productiva  educación  superior  no  universitaria  y universitaria.
d.      Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad  de la Educación Superior Universitaria – CONEAU.- Órgano operador encargado de definir los criterios, indicadores y estándares de medición para garantizar en las universidades públicas y privadas niveles aceptables de calidad, así como alentar la aplicación de medidas requeridas para su mejoramiento.
e.      Categorías y dedicación del docente universitario.  Categoría de mayor a menor: principales, asociados y auxiliares. Dedicación: Dedicación exclusiva (trabaja sólo en la Universidad), tiempo completo (trabaja 40 horas y puede trabajar en otro lado), tiempo parcial 20 hrs, 10 hrs (trabaja solo ese tiempo y luego queda libre). El docente no solo tiene horas dedicadas a enseñanza, sino también a preparación de clases, investigación, asesorías,  actividades administrativas, evaluación de las clases, preparación de reactivos y materiales,  etcétera todo ello puede sumar 40 horas o según sea la dedicación del docente. 

La competencia es una unidad de organización de los aprendizajes previstos en el currículo que integra tres tipos de contenido: el conceptual (conocido como el saber), el procedimental (el saber hacer) y el actitudinal (el saber ser).

El saber implica conocer por ejemplo los principios, leyes, normas conceptos, hechos, datos, etcétera de la química, además saber cómo, cuándo y para qué utilizarlos. Por ejemplo; la primera ley de la TD, qué es la electronegatividad, el símbolo de la plata,  la contribución de Planck, el catalizador de Wilkinson, entre otros.

El saber hacer se refiere a que el estudiante debe demostrar que tiene habilidades y destrezas útiles en química, evaluadas mediante el comportamiento observable. Por ejemplo, se le puede pedir que haga una presentación escrita u oral de un tema o que titule un reactivo determinado en el laboratorio, en este último caso el profesor observando cómo actúa el estudiante, verifica si el alumno sabe pesar correctamente, prepara bien las soluciones, si es ordenado, limpio, rápido, esmerado, si hace uso correcto de la pipeta y bureta, si las maneja con destreza, etcétera.

El saber ser se refiere a que el estudiante proyecte o haga visible una serie de valores,  actitudes positivas y normas. Por ejemplo, el alumno es puntual, cumplido, honrado, veraz, respeta a sus compañeros, es solidario, ayuda cuando hay un problema, participa activamente en clase, siempre se ofrece como voluntario, muestra iniciativa, si trabaja en equipo, si resuelve los conflictos, etcétera.  


Un ejemplo ilustrativo de cómo los empleadores peruanos requieren ciertas competencias de profesionales químicos no lo tengo, ya que normalmente están mal hecho porqué no entienden del tema. En este link http://jobs.virginia.gov/careerguides/Chemist.htm  pueden ver como en USA son requeridas competencias para el profesional químico.

Como veremos más adelante, en la FQIQ sólo evaluamos el saber, pero no los otros dos componentes. 
De acuerdo con el Modelo de Calidad para la Acreditación de la Carrera Profesional Universitaria de Química dada por el CONEAU señala en el criterio 2.4 evaluación del aprendizaje y acciones de mejora lo siguiente:

La carrera profesional aplica evaluaciones del aprendizaje logrado  por los estudiantes durante su formación. Las evaluaciones consideran principalmente los conocimientos, habilidades y actitudes declarados en el perfil del egresado.
El sistema de evaluación del aprendizaje de los estudiantes en actividades específicas (trabajos encargados, prácticas, talleres, seminarios y otras) responde a los objetivos, o competencias, y contenidos de éstas. Sus resultados son considerados en la toma de decisiones de mejora del proyecto educativo.

En principio existen varias formar de evaluar el aprendizaje y una variedad de actividades específicas que dependen de la naturaleza de cada curso, el número de alumnos, del tiempo de dedicación del profesor, del perfil del egresado (vea http://www.unmsm.edu.pe/quimica/escuela/eap_quimica/perfil.htm), del proyecto educativo (currículo de estudios), etcétera.

Por ejemplo, en un curso de laboratorio donde se adquieren habilidades, destrezas, actitudes, valores éticos y conocimientos esenciales  me parece errado que sólo se evalúen mediantes pasos o exámenes escritos, ya que eso solo evalúan los conocimientos (el saber) y ¿que´ pasa con el saber hacer y el saber ser?  Pues en la actualidad no se evalúan en todos los cursos de laboratorio, solo en algunos de ellos. Eso está muy mal. En ese caso el examen debe ser práctico, si hay una práctica de titulación, pues se le da una muestra al alumno y el debe en el laboratorio y de forma práctica realizar todos los pasos en presencia del profesor y si este le pregunta por qué el medio debe ser ácido o por qué calientas o filtras, el alumno debe responder. Pero no, en la actualidad se lo evalúa como si fuera un curso de teoría. 

En el laboratorio la evaluación debe ser constante en cada práctica se debe evaluar las habilidades, destrezas, actitudes, valores éticos y conocimientos esenciales  de los estudiantes. Los exámenes deben ser prácticos. Porque ahora, sucede que hay algunos alumnos que no saben pesar ya que cuando se realizó esa práctica, ellos solo miraron y como el examen era escrito nunca le evaluaron es  habilidad que se suponía debía de adquirir.

En las actuales condiciones es un problema  el número excesivo de alumnos por grupo de laboratorio que se tiene muchas veces. Por seguridad y naturaleza de la carrera profesional de química debería haber  un profesor por cada diez estudiantes, por ello si el laboratorio tiene 15 alumnos, pues debe haber dos profesores.  Claro que esto no se puede hacer por el excesivo número de alumnos que tenemos en los dos primeros años de la carrera y por la falta de dinero para contratar más profesores.  Asimismo los reactivos químicos, materiales y equipos son escasos y muchos están en mal estado. Todo esto limita que se pueda aplicar una evaluación constante en el laboratorio.

En lo que respecta a las evaluaciones de los cursos de teoría deberían evaluarse también las habilidades, destrezas, actitudes, valores éticos y conocimientos esenciales. La evaluación de los cursos  también debería ser continua, como lo hice en el ciclo de verano 2012 (cada clase unos ejercicios no calificados y asesorado y luego un paso escrito)  pero esto solo se puede hacer si tienes un número pequeño de alumnos (menos de 20), pero si tienes más de 20 como 30 o 50 eso es imposible, salvo que se contraten los jefes de práctica ó ayudantes de práctica.  Las tardanzas y ausencias deberían también evaluarse (actitudes y valores éticos). Se podrían dar trabajos grupales a los alumnos acompañada de una exposición oral.  Esto supondría que se habilidad de comunicarse oralmente se estaría evaluando, tendría la destreza de hablar en público y mostraría sus actitudes al momento de exponer.  Eso sería importante, ya que en la actualidad el estudiante sólo expone en los dos cursos de investigación y cuando sustenta su tesis. Imagínese un  estudiante que haya expuesto oralmente en todos los cursos universitarios, le será fácil sustentar su tesis y estará más ducho cuando lo entrevisten en alguna empresa.  

El evaluar muy bien a todos los alumnos en el saber, el saber hacer y el saber ser es casi imposible en la actualidad dada la alta relación alumnos/ profesor por curso  y con los medios con los que contamos en la FQIQ. Con las justas se evalúa el saber.  

Hay que aclarar que el sistema de evaluación del aprendizaje debe considerar qué hacer después de que al alumno le den su nota, pues este no queda en saber que él aprobó o no, sino en analizar ese resultado. Los que desaprobaron tienen que realizar una serie de actividades para ayudarlos a lograr las competencias que el curso requiere y a los que aprobaron hay que darles otras actividades para que optimicen sus competencias. Como todos sabemos estas actividades actualmente no se dan.

En mundo perfecto podríamos tener el mejor sistema de evaluación del aprendizaje, pero lamentablemente el sistema universitario peruano está en crisis. A pesar de decirse que las universidades tienen autonomía, pues no tenemos autonomía económica, estamos amarrados a un manejo económico ineficiente, lento y desesperante. Tenemos una sobrepoblación estudiantil, muchos de los cuales no tienen los recursos económicos para comprarse libros, comprar software de química y donde suscribirse a revistas especializadas es un sueño para casi todos. También algunos alumnos no se alimentan bien y otros tienen enfermedades graves que limitan sus estudios universitarios.  
   
Por otro lado, los profesores no son capacitados en docencia ni menos en el llamado currículo por competencias. Pero otro problema grave es que muchos docentes trabajan en otras universidades o empresas, no estamos al 100% en la universidad ni tampoco nos dedicamos solo a enseñar. Tenemos que preparar las clases, hacer investigación, asesorías,  proyección social, extensión universitaria,  actividades administrativas, evaluar las clases, preparar de reactivos y materiales,  etcétera todo ello en la práctica suma más 40 horas semanales.  La preparación de reactivos y materiales para el laboratorio en otras universidades es realizada por técnicos, pero en la UNMSM, no sé porqué, lo hacen los profesores.  


Antes, los profesores no trabajaban únicamente en la UNMSM por sus bajos sueldos. A pesar de existir un programa de homologación de los docentes universitarios con los funcionarios del poder judicial, por un lado este no se aplica a algunos docentes por cuestiones burocráticas y, por otro, hay una gran brecha entre lo que gana un docente principal a tiempo completo o dedicación exclusiva (cuyo sueldo bruto  es más de 6,000 soles) con el asociado (que está por los tres mil soles)  y auxiliar (gana cerca de 2,000 soles). Estos dos últimos reciben un sueldo que no les permite al docente y a su familia alimentarse y vestirse bien, comprarse libros y revistas especializadas ni asistir a congresos mundiales como el de Puerto Rico que se realizó al año pasado, donde solo estuvimos tres profesores de la FQIQ. 

Les adjunto, para que tengan idea de cuánto gana un profesor universitario, el cuadro de equivalencias y equiparación del Programa de Homologación vigente al culminar el proceso de homologación aplicada a los docentes señalados en el Artículo 3 del DECRETO DE URGENCIA Nº 033-2005


Nota: Falta actualizar al 2012, los montos del cuadro están dados para funcionarios del Poder Judicial del año 2005. En la actualidad  solo hay principales, asociados y auxiliares, no  las subcategorias como TC I, TCII, DE I ni DE II. 

Como en la FQIQ queremos ir hacia la mejora continua, debemos mejorar paulatinamente dentro de nuestras posibilidades y las limitaciones propias de una universidad nacional. Hay muchas cosas que se puede hacer sin necesidad de mucho dinero y una de ellas es crear un sistema de evaluación del aprendizaje. Primero  tanto el profesor como el alumno debe tener claro cuáles son las competencias que debe adquirir en un curso determinado y por ello, debe ser evaluado para verificar si esas competencias las adquirió o no. Luego el profesor en coordinación y visto bueno de la EAP, analizando su disponibilidad en la universidad, los medios con que se cuente y otros factores,  dirá qué se evalúa y cómo se evalúa, si conviene tres exámenes, presentar un trabajo práctico escrito con sustentación oral; dos exámenes y una presentación oral; 6 pasos y un examen. No conviene que se creen una única modalidad de evaluación ni tampoco dejar libre al profesor y tengamos múltiples formas de evaluación. La tendencia es la evaluación continua. La EAP de química, previo estudio puede dar, por ejemplo; 5  modalidades de evaluación para los cursos de teoría y otras 3 para los laboratorios.

Finalmente,  considero que lo más importante es crear un sistema de evaluación del aprendizaje de los estudiantes de la FQIQ-UNMSM, donde el docente entienda lo que es el proyecto educativo por competencias. Para ello requiere capacitación, sin ello esta demás que apliquemos  tres exámenes y un sustitutorio o cosas parecidas. No va a cumplir con los estándares para la acreditación de la carrera profesional de química  dadas por el CONEAU y sería otra oportunidad perdida.


lunes, 20 de febrero de 2012

El temor a las redes sociales


Mi generación y las siguientes podemos  considerarnos  unos privilegiados. Hemos visto el nacimiento de Internet y su desarrollo. Sin embargo, cuando a mis amigos les digo que uso el Facebook, Twitter, YouTube, blogs, etcétera me miran como si fuera un bicho raro y me espetan: pero si eso es para chibolos. Otros se escandalizan y me reprochan por estar conectado a esos sitios, según ellos de “dudosa reputación”. 
   
Me extraña porque son gente que cómo yo nos fascinamos cuando apareció Internet, gozamos al enviar los primeros correos electrónicos y leímos con avidez las primeras páginas Web, pero parece que muchos se han quedado. No han seguido con todos los recursos de la Web 2.0 

Yo casi no uso el correo electrónico para comunicarme con mi amigos, si lo uso para tratar con clientes de empresas químicas. En el Perú el Facebook es preferido frente al Twitter; por ello, uso la primera con mis amigos que están tanto en el Perú como en el extranjero para enterarme cómo les está yendo, así como compartir link interesantes.

Es cierto que algunas personas usan el Facebook para enviar mensajes rabiosamente políticos, fanáticamente religiosos, fotos descaradas y casi pornográficas, comentarios desamparadamente superficiales, pero en mi experiencia es un porcentaje pequeño. Es más, si yo quiero elimino a estas personas de mi red social y asunto acabado.

Las redes sociales me han ayudado mucho tanto en mi profesión como en lo personal. He encontrado a mis amigos del colegio y de la universidad, algunos de los cuales están en USA y Europa. Sigo con avidez a mi exalumnos de química de la UNMSM, UNI, UNFVR, PUCP y UPCH, me alegro de sus progresos profesionales, sé de sus viajes, contribuciones y éxitos personales.

He visto con preocupación que muchos padres prohíben usar las redes sociales a sus hijos. Bueno, es cierto que hay delincuentes que se aprovechan de los niños y les hacen hacer cosas desagradables; por ello, sus hijos no deben estar sin control. Siempre hay que vigilar lo qué hacen en la computadora. Pero esto no sólo pasa en Internet, sino también en la calle donde los padres no pueden dejar solos a sus hijos. Se padre implica una seria responsabilidad, el cuidar a tus hijos.

Asimismo, muchas personas (principalmente mayores de 40 años) tienen prejuicios y no usan las redes sociales. Pero, repito, los peligros también están en nuestras calles y salimos todos los días a trabajar, estudiar o divertirnos.

Me preocupa mucho que exista mucha gente que teniendo la gran oportunidad de usar todo lo que la Web 2.0 ofrece la ignora e incluso la desprecia. Tenemos un conjunto de personas auto excluidas, quienes a su vez influyen en sus hijos y les prohíben usar la Web 2.0, o sea que tenemos un grupo que llamo “los no contactados modernos”.  

Lo que sucede en la UNMSM con las redes sociales es un ejemplo de esto. Hace poco mi universidad hace uso de las redes sociales, pero dentro su campus estos sitios están bloqueados. ¡Qué tal contradicción! Lo que pasa es que hay autoridades tienen prejuicios o desconocen lo relativo a las redes sociales. Yo no puedo pasar unos videos de química de Youtube porque ese sitio también está bloqueado.  

Yo creo que las instituciones educativas tienen que hacer uso efectivo de las redes sociales no pueden excluirse. Asimismo, nosotros que hacemos uso  de esos servicios debemos divulgar las bondades y advertir de los peligros a los futuros usuarios. Por ejemplo, hace poco dicté el curso de TIC en la UNMSM  para los egresados de química.

Todos sabemos que el mundo va hacia el ciudadano 2.0, al gobierno electrónico a la educación virtual. Para que todos estemos preparados a este nuevo escenario es necesario que la gente comprenda y entienda que las redes sociales son importantes e imprescindibles en el mundo actual.      
   

sábado, 18 de febrero de 2012

Mesa Redonda: otra vez la negligencia y desidia


Nuevamente Mesa Redonda nos muestra cómo somos los latinoamericanos. En nuestros países es común la desidia, la negligencia, la informalidad y la “viveza”.  Muchos culpan a la policía, otros insensatos dicen que son los bomberos, en fin, para mi ellos no son los culpables. Pero de que hay culpables, si lo hay.

Son culpables:

Los comerciantes inescrupulosos que tiene sus negocios en deplorables condiciones de seguridad: para ellos, para sus trabajadores y sus clientes. Por ello indigna que ahora  esos mismos comerciantes que dicen haberlo perdido todo quieran que el estado los ayude a recuperar sus pérdidas.  

Los ciudadanos que acuden a esos centros comerciales inseguros. En el Perú todo el mundo sabe que Mesa Redonda es un lugar peligroso, pero aún así hay gente que hace sus comprar allí. ¿Qué pasaría si la gente se pone de acuerdo y no va a locales peligrosos? Pues no habría comercio alguno. El público tiene un gran poder, pero no lo usa simplemente por desidia.

El poder judicial que otorga las benditas acciones de amparo a sabiendas que las normas de seguridad no se cumplen y que el público puede ser la víctima. Se supo por funcionarios de la Municipalidad de Lima que estos establecimientos de Mesa Redonda habían sido clausurados mediante una ordenanza municipal; sin embargo, abrieron sus puertas gracias a una acción de amparo.

Los funcionarios municipales y del gobierno que sólo están presentes cuando ocurrió el hecho trágico para sacar un rédito política y repiten el mismo discurso de siempre.

Todos son culpables, pero los más culpables, a mi entender son los comerciantes y sus clientes quienes de manera simbiótica mantienen la informalidad y la inseguridad.  

Estos locales comerciales no solo son inseguros en Perú, lo son también esos vehículos de transporte público que no cumplen las normas y que se suponía las revisiones técnicas iban a eliminar, pero para sorpresa aún circulan destartalados camiones de  ladrillos que ni placa tienen, buses que hace décadas han sido descartados  en otros países, colectivos Lima Callao, Lima Chorrillos que ni siquiera tienen asientos decentes y demás armatostes que circulan a vista y paciencia de las autoridades y que increíblemente el público las usa.

No olvidemos a los restaurantes formales o informales que no tienen las mínimas condiciones sanitarias  pero que venden sus productos tóxicos y donde también de manera increíble la gente va y los consume.

Los locales donde se realizan fiestas o conciertos muchos de ellos no cuentan con normas mínimas de seguridad, pero la gente va. La desidia de las personas lleva a cometer atentados contra sí misma y sus seres queridos.  

En Latinoamérica nos falta mucho en cuestión de seguridad y eso sucede porque no tenemos cultura.  No respetamos a las otras personas, no respetamos a la autoridad ni cumplimos las leyes. El caso reincidente de Mesa Redonda es un pequeño ejemplo del gran problema que tenemos en nuestros países: no somos cultos.


Ver este link: http://blog.rpp.com.pe/reporterow/2012/04/01/preocupante-incremento-de-incendios-en-lima-que-estamos-haciendo-por-la-seguridad/

lunes, 30 de enero de 2012

¿Servicio militar?


Sorprendido leí hace unas semanas  que el presidente Humala  propuso replantear el servicio militar voluntario para que los jóvenes de las comunidades y ciudades hagan ese servicio.  No pretende regresar al servicio militar obligatorio, donde muchos abusos se cometieron, pero también sirvió para que algunas personas fortalecieran su carácter y amor a la patria.   

Pero, a mi entender, el servicio militar no debería ser la única opción de los jóvenes. También podrían realizarse una serie de servicios cívicos, en diferentes sectores: educación, salud, deportes, artes, etcétera.

Por ejemplo, un joven de la costa podría ser ayudante de maestros  en las zonas de sierra y selva. Otro podría, previa capacitación, ayudar a los trabajadores administrativos del sector salud.

Hay muchos jóvenes que dominan Internet y pueden brindar sus servicios a comunidades y ayudarlas en su desarrollo.    

No nos debemos olvidar de los jubilados que tienen una riqueza de vida profesional que la podrían bien aprovechar las zonas rurales, los gobiernos regionales y municipales.

Si nos podemos a pensar existen varios servicios que tanto los jóvenes como las personas de la tercera edad pueden brindar a la sociedad peruana. Tan solo faltan ciertas normativas para que estas personas ayuden a los sectores sociales que estarían gustosas de acogerlos.