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viernes, 20 de agosto de 2021

Queremos políticos decentes en el Perú: seámoslo siempre

 Si uno es hincha de un equipo de futbol y presencia que la barra intenta masacrar a un hincha del equipo contrario, pues tiene que evitar ese hecho y condenarlo.

Si uno es simpatizante o miembro de un partido político y presencia un acto delictivo de unos de sus líderes, pues tiene que denunciarlo.

Si uno profesa una religión y presencia una acción indecente de un sacerdote, tiene la obligación de revelarlo.

Si algunos miembros de las fuerzas armadas cometen abusos o atrocidades, sus mismos miembros deben denunciarlo, Si bien existe lo que se llama espíritu de cuerpo, hay que recordar que esto se aplica  no para encubrir criminales, si no para defender el honor y valor de sus integrantes.

Estas acciones son necesarias porque el ser humano tiene simpatías políticas, inclinaciones religiosas, fervor deportivo, etc. pero por sobre ellas priman una serie de normas y principios propios de su cultura: la moral.

Anteponer las simpatías políticas, deportivas o religiosas a la moral es sumamente peligroso. En algunos países las sociedades decentes cuestionan seriamente a sus líderes políticos, religiosos y económicos que cometen faltas sin importar sus ideologías. En otras, las sociedades enfermas y decadentes alaban a sus líderes claramente corruptos, misóginos o dictadores.

 Se dice que la decencia debe volver a la política, aunque la verdad escarbando hechos históricos  nunca fue dominante. Alguno que otro político si fue decente, lamentablemente la mayoría no.

 Si uno aprecia las opiniones y comportamiento de nuestros políticos apreciará que contrariamente a una persona decente, ellos anteponen su ideología a la moral. Por eso es que no tienen reparos en criticar al corrupto del partido opositor, mientras que se hacen de la vista gorda de sus corruptos, evaden criticarlos e incluso los justifican.

Pero lo que es más grave aún, los políticos aquellos que tienen una ideología y doctrina partidaria y actúan de acuerdo con ello no existen o están en proceso de extinción. Han sido avasallados por las mafias o por intereses económicos. Ante esta situación cada ciudadano peruano tiene la obligación de defender a la republica de cualquier amenaza contra su libertad, bienestar e integridad, usando las herramientas que nos da la democracia.

¿Qué debemos hacer? La gente inteligente y honrada debe incursionar en política, según nuestras posibilidades,  desde los más pobres hasta las élites económicas ya que es deber de todo ciudadano actuar moralmente para conseguir la paz social, la felicidad, la libertad y el bienestar social y económico de su país.

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